El viento hizo deslizar por mi cuerpo ese vestido negro que provocando tu deseo quedó al descubierto. Mientras observaba esas palmeras que bailaban al son de las olas deseaba que me tocaras, que me desearas, que me desnudaras. Y tú, que ahora rozabas tus manos sobre mi cuerpo encendido por el sol, llegando a rozar mi alma…
Redactoras