A determinadas edades (coja cada persona el rango que más le convenga) se llega con bastantes platos rotos. Y no siempre da tiempo a que cada uno pague los suyos. El karma va lento y las ganas de amar azuzan nuestros relojes. Normal, ¡hay que vivir! Por eso trabajamos en equipo, confiamos en los encuentros,…
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