Cuánto tiempo esperó con ansias tu regreso. Cuántas noches le rogó a Dios que entre tus sueños ella pudiera aparecerse y recordarte que te anhelaba con ternura. Cuántas veces deseó tu piel en una tarde de domingo, mientras se preguntaba: ¿Qué fue lo que hizo mal? Y sin embargo nada pasó, nada, jamás sucedió, nunca…
Redactoras