Siempre he pensado que para escribir poesía necesitaba saberme todos los tipos de verso y poema, todas las figuras literarias y las métricas, haberme leído todos los poemas desde Lorca hasta Garcilaso y poseer un vocabulario gongorino. Creía que un talento innato y sobresaliente era necesario, y que solo unos pocos privilegiados –sí, en masculino–…
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