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La mujer huracán, un cuento de amor

huracán

Está historia trata de una mujer poco convencional, una que tenía el alma hecha un torbellino, se llamaba así misma Huracán.

La mujer huracán tenía un corazón valiente, unas agallas de guerrera y en medio de sus vientos turbulentos había un remolino eléctrico que le dio fuerza aún en las peores tormentas.

Aprendió a ser tenaz desde pequeña a ser dueña de sus truenos; pero también a regalar una caricia en forma de suave brisa.

Mientras iba creciendo a su paso dejó algunas veces destrucción, a veces el terreno limpio para un nuevo comienzo, y otras veces en sus vientos llevó semillas que cayeron en tierras fértiles llevando vida.

Día tras día la mujer huracán vagó por el mundo sola, en ocasiones hubo alguno que otro mago, que quiso acompañarla en su camino, pero, por su compleja naturaleza tuvo temor de ella  y quiso controlarla pronunciando conjuros que calmaran ese arremolinado corazón eléctrico; sin embargo, no hubo ninguna palabra que atenuara la fuerza y energía de ese centro exótico y destellante.

Todos le querían dominar porque le tenían miedo, ninguno se quedó a bailar con ella bajo la tormenta.

Hubo un mago que la convirtió en viento frío de otoño, uno que con muchos conjuros le quitó la fuerza cálida y la llenó de amargas dudas; de fría tristeza.

Los brujos y las hadas que la conocían de antes al verla así sintieron pena, la buscaron para cuidarla, pero estaba fría y siempre que la tocaban ,con una ráfaga de viento helado los hería hasta los huesos, hasta matarlos, hasta dejarlos secos. 

Se movió errante por las sombras, se volvió tormenta abrumadora, se tornó oscura y destructora, se moría. Su corazón se apagaba, su eléctrica vida se extinguía.

Estaba acostumbrada a ser maldecida, sí, ¡maldecida!, porque los que no la entendían la juzgaban por la destrucción que veían, pero no conocían su alma y su esencia rota.

 Estaba envenenada por ese hechicero que no pudiendo controlar su poderoso amor la enredó en conjuros de temor y oscuridad diciéndole:  

-¡Estas rota, eres mala, nadie podría amar a un huracán así!, siempre estarás sola, ¡jamás conocerás un mago como yo!

Pero el señor tiempo paso y como es don de ese caballero a su paso sanó las cicatrices de ese arremolinado corazón, un día le dijo:

-Mujer Huracán ¡los vientos de otoño no duran para siempre! 

 Y así fue, ese día los truenos dejaron de retumbar, los vientos turbulentos se calmaron, la tormenta abrumadora se disipó.

Su nublada visión se aclaró y pudo ver que allá a lo lejos, un Mago con ojos de fuego caminaba tranquilo, seguro, mirándola directamente a los ojos, este se acercó y le dijo:  

-¿Por qué tanto mal genio señorita tormenta?

Ella asombrada por la pregunta se rió y le dijo:

No me llamo Tormenta, soy la mujer huracán.

Él, sin un ápice de prudencia le dijo:

– ¿Huracán? ¡me quedo!, el viento me hace cosquillas y las tormentas me provocan bailar Mujer Huracán.

– ¿Bailamos?, le preguntó audaz.

Ella se sonrojo y le dijo:

¡¡Bailemos!! 

Giovanna Tapia

Mujer valiente, resiliente y tenaz, madre orgullosa, médico apasionada.

2 Comentarios
  1. Felicitaciones MUJER HURACAN !!! SIN DUDA ESTA HISTORIA O CUENTO TENDRÁ LA REPERCUSIÓN QUE DESEA DRA. FELICITACIONES… SIGA ADELANTE !!! ÉXITOS EN TODO LO QUE DESEE EXPRESAR Y MEJOR AÚN CONTAR..

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