A darte el placer de expresar tus sentimientos a través de palabras que cautivan, a compartirlo con más personas, a abrir sin filtros tu corazón y tu alma. A cumplir tu misión.
Lo que tú expresas, aparentemente fácil, quizá a otros les resulta más complejo y al leerte, exteriorizan a su manera sus emociones.
Has venido a entregar al mundo lo que tienes, guardártelo es egoísta. Al igual que el bailaor, el cantante y la actriz, te muestran sus sentimientos en el escenario mientras tú lo disfrutas, lo sientes y se te eriza la piel.
Si enfermeras, médicos, psicólogos , terapeutas, quiromasajistas, fisios…, o cualquier otro tipo de profesional, hubiesen elegido el camino falsamente fácil, no hubiesen seguido su instinto de ayudar a la gente ni hubiesen escuchado su intuición, tú no tendrías el placer de recibir su cariño y cuidado a través de su vocación.
Quien comparte su esencia y lo que siente, está dando todo lo que tiene. Imagina que cada persona guarda su Don para sí o lo olvida en un cajón de por vida, estaríamos llenos de frustración y amargura, con la destrucción que ello conlleva.
Has venido a amar, porque eres amor, aunque te empeñes en esconderlo. Sabes expresar la profundidad de tus sentimientos y estremeces corazones.
Quizá crees que abrirte emocionalmente es tentar a la suerte o que te hagan daño y, lo que sí es seguro y además con bastante certeza, es que no haciéndolo te cierras las puertas a sentir la belleza de la vida.
¿Qué es fácil y qué es difícil?
¿Dejar la actividad que nos apasiona como un pasatiempo en lugar de trabajar en ella y explotarla como vocación y profesión?
¿Hacer lo que todo el mundo haría y lo que los demás aprobarían o escuchar tu intuición, dejarte guiar por esa voz y ese susurro que te recuerda los sueños que siempre has anhelado?, esos mismos que de pequeño sentías posibles e incluso, visualizabas la victoria, sintiendo en tu cuerpo exactamente lo mismo que sientes ahora cada vez que lo consigues.