Por favor, comprende que nunca pierdes lo que verdaderamente es para ti. El Universo nunca te roba nada, jamás te deja vacía. El Universo nunca te restará sin recompensarte ni balancearte porque todo lo que destruye por tu bien, eventualmente lo vuelve a crear para ti, en tu beneficio.
Por favor confía en el timing de tu vida. Las cosas buenas siempre conectan. Siempre. Porque la conexión genuina es fácil, es paz, y cuando la encuentras lo sabes sin darle espacio a ninguna duda. Es como descubrir la sombra de tu corazón en el de otro ser humano.
Las personas correctas siempre te elegirán con la misma profundidad con la que tú las eliges. No te verás en la disyuntiva de cambiar tu forma de querer y atender. Nunca sentirás que eres abrumadora ni tendrás que rogar para recibir amor.
Algún día serás la persona favorita de alguien y dejarás de estar confundida teniendo la sensación de que has apostado por otro que nunca apostó por ti. En algún momento entenderás que da igual que hayas luchado intensamente por las personas equivocadas, porque las correctas, las que pertenecen a tu vida por decreto del Universo, siempre te encontrarán.
Despacio, poco a poco, te darás cuenta de que aquellos que verdaderamente te quieren no generan dudas, angustias e inseguridades, haciéndote pensar que eres un ser humano difícil de querer. Poco a poco dejarás de idealizar románticamente las acciones que te hacen daño.
Sin prisa, aprenderás a bajar los brazos para alejarte de aquellos que sólo te han querido a medias por cualquier motivo, por no estar preparados o por temores que esconden detrás de supuestas convicciones irreversibles. No puedes cerrar sus manos en tu corazón si no están dispuestos a hacerlo por si mismos. Debes enfocarte en la gente que te hace sentir en casa honrando la verdad y la calma, porque ambas existen.
Y espero profundamente que cuando lo experimentes, cuando lo vivas en primera persona, sientas que estás delante de la puerta con las llaves correctas y puedas entrar con facilidad, comodidad y alivio, sin sentir que no las encuentras en ningún sitio, en tus bolsillos, en tu cartera o en el abrigo, tratando desesperadamente de adivinar la forma de acceder.
Ya no esperarás a ser invitada, simplemente cruzarás el umbral suavemente, en silencio, te quitarás los zapatos, colgarás el abrigo en el armario, te prepararás un café y estarás en casa. Finalmente en casa.
Que palabras tan acertadas, es precioso tener esa sensación de sentirte en casa con todas tus luces y sombras, en total comodidad con el maravilloso ser que eres! Gracias por tus palabras!