¿Os acordáis hace unos años del famoso #NotAllMen? Por si alguien no lo conoce fue un hashtag que durante meses fue usado por muchos hombres con respecto a los abusos, violaciones y todo tipo de comportamientos y actitudes machistas que las mujeres seguimos sufriendo día tras día con el cual pretendían lanzar un mensaje así como: “Soy consciente de que seguimos viviendo en una sociedad patriarcal en la que siguen existiendo agresores sexuales y muchos hombres que, de una forma u otra, usan su posición privilegiada para fomentar la desigualdad de género, pero YO NO SOY ASÍ“.
“¿Por qué te sientes aludido?“
Digamos que fue una manera de lavarse las manos de cualquier tipo de responsabilidad respecto a la violencia de género existente todavía hoy en día, y ¿sabéis por qué surgió este hashtag? Porque cada vez más se dicen las cosas más claras y directas, es decir, por supuesto que hay que hablar de la sociedad cis-heteropatriarcal en la que vivimos y analizarla para poder cambiarla, pero hablar de una sociedad X o Y es muy cómodo porque no se pone el foco sobre nadie. Se habla de una manera muy abstracta, la incomodidad nace al leer o escuchar frases como: “Un hombre ha violado/ agredido/ (cualquier otro comportamiento o actitud machista) a una mujer”, esto ya sí que incomoda porque se está haciendo referencia a una parte de la sociedad que abusa de su poder sobre otra, pregunta: Nosotras hablamos sobre esos hombres que de una forma u otra se aprovechan de las mujeres gracias a esa posición superior que tienen en toda sociedad patriarcal, si tú no tienes nada que ver con ellos, ¿por qué te sientes aludido?
¿Sabes por qué es? Porque vale, muy bien campeón, tal vez tú, de manera consciente, nunca has abusado de una mujer, enhorabuena, no eres un violador, ni un agresor ni nada parecido (espero que no quieras ahora tu chapita de recompensa, pues esto debería ser lo normal), pero lo que seguro que has sido en más de una ocasión es ser un cómplice de quien ejerció algún tipo de discriminación sobre las mujeres. Tranquilo escuece al comienzo, pero ese escozor te da la opción de mirarte desde la gafas morada del feminismo, es lo que se conoce como deconstrucción.
Deconstrucción: Es ese filtro que distingue las personas feministas de Instagram (ningún interés en eso de patriarcado, género, desigualdad y que sólo van a alguna que otra manifestación por la fotito de persona revolucionaria) de las personas realmente feministas y comprometidas con el cambio de la sociedad que día tras día, de distintas formas, luchan por lograr cambios sin querer necesariamente un reconocimiento por ello.
Te lo voy a explicar de manera más fácil por si no acabas de ser consciente del todo de qué es lo que te convierte en un cómplice del patriarcado o de cualquier persona que lo fomenta; cada vez que has visto a alguna de tus amistades masculinas insistir con la misma mujer por decimocuarta vez después del primer “No” y tu silencio permanece, eres cómplice de violencia machista, cuando por algún grupo de WhatsApp alguna persona ha pasado fotos íntimas y tú no le has dicho nada al respecto, eres cómplice de violencia machista, cuando alguno de tus amigos ha hecho cualquier tipo discriminación o humillación a su chica y tú has permanecido en silencio, eres cómplice de violencia machista. Y hablo, en este caso, de violencia machista porque es el tema que hoy quería tratar, pero puede aplicarse a infinidad de situaciones.
“Cada vez que presenciamos una injusticia y no alzamos la voz estamos siendo cómplices de ella”
Y sé perfectamente que no es fácil dejar de estar en silencio y levantar la voz, sé que existe esa “presión de grupo” que puede dificultar hacerlo, pero si de verdad quieres basarte en algo para poder decir que tú no fomentas esta sociedad patriarcal es necesario primero aceptar que todos hemos sido alguna vez cómplices y a partir de ahí, poco a poco, dejar de serlo y jugar un papel activo en la lucha contra la violencia de género, sólo así tendrá sentido el que luego digas: “Yo no soy igual”, porque estarás alzando la voz, rompiendo con tu silencio y eso no lo hace cualquiera. Abandona el #NotAllMen, ese hashtag sólo pone el foco en la cobardía de quien no se atreve a mirarse de verdad en el espejo y, lo que es peor, quita importancia y visibilidad al problema real que es la violencia de género existente todavía y que ya, desde 2003, lleva 1.071 víctimas.
Comprendo la crítica a la actitud pasiva de “yo no he violado a nadie” como escudito para no mirar lo que puedes cambiar a tu alrededor y tomar tu cuota de responsabilidad social.
Sin embargo, creo que construir un estereotipo sobre el género masculino es poco práctico, polarizador y además antifeminista.
Como hijas e hijos de nuestra sociedad todas somos “machistas” de base, es decir, nuestros impulsos culturales son cis-heteropatriarcales. Los hombres se benefician de muchos aspectos de esta organización social y también salen perjudicados en algunos otros; y a las mujeres nos pasa igual con las proporciones inversas. Sin embargo, las actitudes machistas, es decir, las que perpetuan este orden social son de las personas.
No hace falta relatar el sinfin de conocidas que he visto en actitudes claramente machistas y agresivas, o silenciosas pasivas. Tampoco tengo que relatar muchos de los amigos que admiten su machismo y luchan contra él con humildad.
Estos ejemplos recuerdan lo tonto de la generalización, esa misma que combatimos cuando decimos que no hay rasgos que se puedan denominar “masculinos” o “femeninos” y que esos estereotipos dañan nuestra percepción de las personas que son muy variadas y excepcionales más allá de su entrepierna o del género que expresen.