Entretejidas las cuerdas, unas gruesas, otras delgadas y otras un poco desmoronadas, algunas con líneas que parecen estar tejidas con tal perfección que se puede observar como si cada entrelazo fuese planeado, algunas se tejieron al instante otras llevaron más tiempo, días, meses, años quizá; algunas cuerdas llevan paz pero a la vez tanta ira, otras llevan felicidad pero a la vez tristeza, inciertas cuerdas que marcaron caminos diferentes, algunas tienen la fortuna de ser tejidas por quienes sin saberlo ya tienen el talento casi como si fuese innato, mientras que otras aun tratando de encontrar el camino adecuado, ya que quienes las tejen aún siguen aprendiendo.
Cuerdas, cuerdas, algunas dañadas porque insisten pasar una y otra vez por el mismo lugar, otras anudadas de tantas vueltas que dan, otras perfectamente alineadas, pero a la vez tan imperfectas, y otras no siguen ningún patrón, ningún camino, si peculiares pero hermosas.
Cuerdas, algunas más viejas que otras, de todo tipo: robustas, delgadas, fuertes, lo curioso de las cuerdas es que pueden verse tan iguales, pero a pesar de eso las distingue la manera en que se entrelazan, punto clave para saber cuán pesadas o ligeras serán.