“La flor de loto estaba atrapada entre el lodo de la charca. Cuanto más profundo y denso era el lodo donde estaba atrapada la flor de loto, más bella crecía la flor. No crecía a pesar del lodo, sino GRACIAS a él”
Esta metáfora, que regresó a mi mente cuando escuché la noticia, la cual, decía que oficialmente a la pasarela que cruza el río Turia y por la que han desfilado miles de voluntarios (entre ellos muchos jóvenes) durante estos días, se la ha bautizado como ´El puente de la solidaridad´; es la que mejor explica que se haya designado así dicho puente. Es una metáfora que suelo usar con frecuencia, me gusta tenerla presente y desde ahora con mayor razón, puntualiza la parte más positiva de todo este suceso y a la que sin duda hay que aferrarse.
Han sido los propios jóvenes tan juzgados y criticados de la generación de cristal quienes han solicitado denominar así el puente, como símbolo y como seña de la solidaridad de tantos voluntarios. Ellos han sido la mayor definición de resiliencia, de la crecida del ser humano ante la adversidad.
Un puente es en sí, un símbolo de la unión de dos partes o dos orillas, es comunicación y conexión con el otro lado. La DANA ha destruido muchos puentes y no sólo los que permanecían de manera física o material. Ha roto puentes de esperanza, de fe, de confianza, etc. Entonces brotaron flores de loto para volver a unir esos puentes. Flores que puede que sean de cristal o de vidrio, sin embargo, nos han demostrado su solidez en medio de la voracidad del momento, han ensalzado la pureza del alma del ser humano en medio de esta terrible tragedia. Debe ser que el cristal era del bueno.
El puente de la solidaridad es un simbolismo que no sólo conmemora a las víctimas, también alude al compromiso de nuestros jóvenes, aquellos que creíamos dormidos y que ha reaccionado de una forma admirable. Algo que recordaremos y espero que, con el tiempo, al transitar por ese puente, el reflejo que muestre el río Turia sea más la flor de loto que el lodo.
Porque lejos de lo poético que puede sonar este nombre, determina la fortaleza, la unión de seres humanos que, en mayor o menor medida, desde cerca o desde lejos, hemos caminado en la misma dirección, la de ayudar, la del camino hacia la solidaridad.
Maravilloso