El 14 de agosto de 1945, el fotoperiodista Alfred Eisenstaedt capturaba una de las fotos más famosas tras el fin de la Segunda Guerra Mundial: un marinero besando a su pareja a la llega a USA en pleno Times Squares, el beso más icónica de la historias para muchos.
Escena emblemática y romántica que esconde otra realidad y es que la supuesta enfermera de la imagen no conocía de nada al marinero. Digo supuesta ya que no era enfermera, sino auxiliar de odontología. Lo que parece una celebración de dos enamorados en una instantánea es una agresión contra la voluntad de la mujer.
La fotografía se ha plasmado en infinidad de artículos para la venta, desde camisas, pósters, tazas hasta en tatuajes realizados, bajo un mensaje erróneo. Años después, tras el revuelo de esta imagen, la mujer (Zimmer Friedman) concedía una entrevista donde relataba lo sucedido:
“De repente el marinero me agarró, y forzó el beso, dada la fuerza con la que lo hizo no fue mi elección que me besaran”
Estas declaraciones llevaron en 2014 a la revista Time nombrar la conducta del marinero de “un acto público de agresión sexual“.