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El amor nace y se hace

No sé si el amor es una elección o si hay atracciones que han de quedarse en un prólogo y no en una historia, lo que tengo muy claro es que enamorarse de alguien no lo es. No se elige. Simplemente sucede y ya. Se siente o no se siente. Sin más. Y para cuando lo quieras evitar, si es que lo quieres evitar, siempre será tarde y tendrás un ejército de colibríes revoloteando a lo largo y ancho de tu pecho. 

Si se pudiera elegir, estoy segura que nadie amaría una causa que le destroza o que acabará por matarla. O no amaría a alguien que no le ama. O no amaría a alguien que directamente pasa de su existencia. Por eso, existen aquellos que quieren estar enamorados y no pueden, y aquellos otros que no quieren estar enamorados y tampoco pueden dejar de estarlo. ¿Acaso uno es culpable de enamorarse de alguien? Lo mismo para el desamor: ¿acaso uno es culpable de desenamorarse de alguien? 

La madurez y la experiencia nos susurran que estar enamorado es algo más que un sentimiento eufórico. Que sí, que los principios son bonitos, pero después qué. Es como subirte a una noria y desde la primera vuelta enamorarte de las vistas. No conozco mejor truco de magia que este. Las cosas sencillas pasan a ser extraordinarias. La cotidianidad de la vida tiene un toque especial. No todo brilla y es de colores, tampoco nos vamos a engañar. Te enamoras de sus gestos, de sus manías, de sus defectos, porque de las virtudes puede enamorarse cualquiera. Te enamoras de los silencios y de los te quiero en momentos clave. Te enamoras de las ganas de estar juntos, de lo que significa la palabra nosotros. El corazón tararea canciones preciosas cuando se trata de sentirse. Te enamoras de tu presente. A su lado creces y eres incluso mejor persona. Y es que cuando miras a esa persona se resuelven hasta tus ecuaciones y un problema pasa a ser menos problema en sus brazos. Los besos perfectos entre sus miedos y tus tormentas, y viceversa. La seguridad es una mierda si hablamos del amor, y las promesas, y los para siempre. Que si no existiera ese leve pensamiento de que mañana puede marcharse quizás no sería lo mismo. 

Yo, prometo serme fiel y respetarme en las buenas, en las duras y en las peores. Elegirme siempre libre. Elegirte siempre libre. Aquí hemos venido solos, pero alguien me ha hecho entender que aunque nos hayan jodido en nombre del amor rompiéndonos el corazón y aunque nos falte media docena de pedazos, el amor no tiene la culpa. El amor nos salva y es la única forma de sentirnos vivos. Quien no te necesite para sobrevivir, pero te elija todos los días lo entendió todo. Sí, así de simple, así de complejo. Así que espero que cada mañana sigamos eligiéndonos. Que cada noche encuentres en mí las suficientes razones para quedarte y hacernos el amor de todas las formas posibles. Y es que la única seguridad en la que creo es en la de saber que si no tuvieras esa mirada que resultó ser el principio de todo, yo jamás, jamás me hubiera enamorado tan sin querer, tan de verdad, de ti.

Alicia Hernández

Emocional y alérgica por igual. Convierte sus latidos en palabras.

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