fbpx

Detrás de cada mujer hay una historia que la convierte en guerrera

Hace años decreté que rendirse no era opción. A pesar del fantasma que habitó en mí de forma impositiva, desconocido, oculto, esquivo, sin posibilidad de identificarlo en los rincones de mis emociones, me aferré a la determinación de excavar hasta lo más profundo de mi psique para descubrir el motivo de tanto dolor, producto de un desgarro emocional que me arrojó al subsuelo del infierno.

En algún punto del trayecto fui benévola y permisiva conmigo misma. Me detuve durante la batalla y como cualquier persona embriagada de impotencia, me planteé desertar.

Era imposible comprender el origen de aquella frustración hiriente que me flagelaba sin compasión mientras saboteaba la forma de relacionarme con los afectos de mi núcleo más íntimo, generando incredulidad y tendiendo puentes distantes.

Los que optaron por quedarse, acompañándome bajo mi propia tormenta, decidieron quererme por encima de mis olvidos involuntarios, mis calendarios rotos, mis relojes con agujas atrasadas, confusiones arraigadas en la distorsión de los puntos cardinales y la inestabilidad que me gobernaba de manera dictatorial. Aun así, colocaron mis virtudes por encima de mis defectos y es precisamente a ellos a quienes va dedicado este artículo, quizás, el más revelador de toda mi vida.

Sufrimiento, siempre fue una constante.

Tropiezos, que no podía comprender porque mi voluntad se empeñaba en mantenerse erguida sobre los desniveles del trayecto donde tantas veces me caí.

Frustración, siempre en carne viva.

Parálisis y minusvalía de mis intenciones fracturadas.

Ansiedad tetrapléjica.

Olvidos que me oprimían hasta asfixiarme.

Fechas importantes cuyos números resbalaban desde el almanaque de la cocina. Aquel almanaque de los 90.

La impotencia, la rabia, el dolor y las lágrimas cuando me perdía en un laberinto irreal dentro de mi propia ciudad, el Madrid que hice mío hace 27 años. Me extraviaba, no encontraba el Norte, el Sur desaparecía del GPS, el Este y el Oeste se burlaban de mi hasta que me vencían, rompiéndome en llanto y culpa. Mucha culpa.

La imposibilidad de controlar el extravío de llaves, ideas, agendas físicas y mentales. Perder el lugar donde me espera mi coche, siempre paciente. Mi coche perdido en un oasis de cartón.

La ilusión con la que establecía compromisos sociales y personales desde el corazón honesto que sólo conocen los que me conocen, incumpliendo, a posteriori, promesas que se quebraban en contra de mi voluntad.

Más tristeza. Más frustración. Más aislamiento provocado por el eco de una voz interior que me gritaba afirmando que mis afectos cercanos merecían una amiga mejor, una pareja que diera la talla, una compañera que alcanzara el listón, una persona más estable y competente.

Nunca es tarde para los luchadores. El puzle empieza a cobrar sentido cuando entendemos que cualquier cambio y acción parte de la conciencia, pasa por la fuerza de voluntad, reposa en el propósito de enmienda y acaba en la realización.

Fueron muchos años en pasillos donde me colocaron etiquetas disfrazadas de diagnósticos erróneos a los que me aferraba, porque en aquel campo de batalla tenía dos opciones, confiar o morir. Decidí confiar y entonces, el Síndrome de Estocolmo se apoderó de mí, aceptando los estigmas tatuados a fuego.

A veces la vida se torna justa, te coloca delante de las personas correctas, preparadas, sobresalientes, elevadas. Las que dan justo en el clavo. Las que te arropan con sabiduría respaldada por una trayectoria irrefutable y brillante. Las que arrancan de raíz todos los estigmas hasta liberarte de los prejuicios mal infundados.

Tras 20 años de lucha llegó el diagnóstico certero y entonces todo cobró sentido. Comprendí el motivo por el que la vida siempre se presentó cuesta arriba, retándome en cada momento hasta dejarme exhausta.

Por mucho que me aferraba a la intención de centrarme, enfocarme y coordinarme, cualquier actividad suponía un esfuerzo sobrehumano y era incapaz de renunciar al sabotaje que infligía inconscientemente sobre la delicadeza de mis relaciones afectivas y profesionales a través de reacciones desproporcionadas que nunca pertenecieron a mi verdadera esencia, dócil, empática, dulce y generosa. La consecuencia de ese caos fue un abandono del que no me sentía merecedora, pero paradójicamente no podía culpar a nadie más que a mí misma, castigándome con severidad.

El agotamiento siempre fue un compañero indeseado. Nunca se despedía en la puerta, siempre entraba en casa para recordarme que todos mis fracasos eran producto de mi insuficiencia.

Tengo Déficit de Atención sin hiperactividad. No reniego de mi condición, que ahora sé que es perfectamente tratable. Le he dado la bienvenida entendiendo y aceptando que sin haber sido consciente de ello, me ha acompañado desde la primera infancia. He aprendido a hacerle un hueco en mi vida para tratarme y finalmente abrazar con amor a la niña natural que me define, la creativa, la que hacía collages con los negativos Kodak pintándolos con acuarelas verdes y azules, la apasionada por el oscurantismo de Goya, la que silenciaron en la armadura de la niña adaptativa que se petrificó durante años, para convertirse, después, en la mujer que se rebeló salvando a la criatura obediente con el propósito de ayudarla a desandar el camino complaciente donde se daba de bruces contra una calle ciega.

Como sociedad, debemos asumir el compromiso moral para desarrollar un nivel empático de conciencia que ceda el paso a la comprensión y la paciencia que tanto necesitan los que sufren este trastorno, porque son personas que se desgarran de dolor durante el trayecto de sus vidas de una forma trágica y silente, sin diagnóstico o con diagnósticos erróneos, que es aún peor. Por consiguiente, os pido que si veis un destello de luz en sus miradas, un ápice de voluntad en sus actos, generosidad y bondad, no los abandonéis en la oscuridad de la desesperanza, porque siendo conocedores de su condición y tratándola eficientemente, se convierten en esas personas que alguna vez creísteis espontáneas, divertidas, generosas, pero al mismo tiempo víctimas de sí mismas.

De cara al próximo 8 de marzo, os invito a ser compasivos, renunciando a comentarios hirientes y preguntas retóricas e irónicas: “¿Vives en Tokio o en Madrid?” En Madrid. Vivo en Madrid y ahora, diagnosticada y correctamente tratada, soy capaz de distinguir todos los caminos que van desde Madrid al Cielo.

Marie-Claire, aclaratoria de la autora:

Sólo un buen diagnóstico ayuda a sanar emocionalmente. Todas las depresiones no son consecuencia del Déficit de Atención. Un estudio de la Universidad de Toronto sobre la evolución de los trastornos TDAH, explica que los intentos de suicidio son mayores en las mujeres que lo sufren. El TDAH proyecta una sombra muy oscura, incluso cuando se toma en cuenta el historial de enfermedades mentales y las adversidades tempranas que experimentan los adultos con TDAH. Las personas con TDAH tuvieron un 56% de probabilidades de haber intentado suicidarse en relación con sus pares sin TDAH.

Marie-Claire

CEO de su empresa y de su vida. Apasionada de la lectura y la escritura.

20 Comentarios
  1. Qué hermosa capacidad de escritura y de hacernos sentir tu historia profundamente con cada una de tus palabras. Gracias por regalarme este momento de reflexión y empatía conmigo misma y con todas las mujeres que nos habitan.

  2. Y nos preguntamos si vivir es de valiente. Absolutamente. Gracias por compartir tu camino y hacernos reflexionar sobre la vida. Un gran abrazo.

  3. Como me alegro mi niña de que empieces a ver la luz al final del túnel.
    Maravilloso artículo, escrito con pasión y valentía, me ha llegado tus palabras como siempre.
    Tienes una forma de escribir que me encantada

  4. Estoy profundamente agradecida por vuestros comentarios, empatía, compresión, solidaridad y amor.
    Me siento inmensamente feliz, plena, en paz y lista para retomar las riendas de mi vida sabiendo, entendiendo, que a pesar de todos los errores cometidos en nombre de un DDA desconocido en aquel momento, fui capaz de alcanzar una serie de logros que para algunas personas que sufren el trastorno sin diagnosticar, es prácticamente imposible. Estudié con tantas amigas que hoy han vuelto a demostrarme tanto cariño, como Carolina Guillermo, quien fue mi gran apoyo en matemáticas a lo largo de un bachillerato muy cuesta arriba. Posteriormente, me volqué en una carrera que sellé con un máster homologado por Cambridge en un Londres de finales de los 90 donde tuve la oportunidad de descubrir la inmensidad de personas bellísimas llenas de talento como Isabel Valdecasas, Nuri Contreras y Patricia Martínez. Compartiendo vocación por la historia del arte que años más tarde me condujo a cruzarme en la vida de la talentosísima Gaby Vera, a quien dediqué un artículo en este portal conformado por esta maravillosa comunidad llamada Bikiniburka.

    En mi vida existen dos Marus, Maru Sterzewski, un alma noble que en una ocasión me salvó la vida cogiéndome de la mano para evitar la caída libre en un abismo que estuvo a punto de devorarme, y Maru Alcalde, hermana, amiga, ejemplo, risas y complicidad auténtica, todo ello resumido en 30 años batallando juntas. El tiempo, La vida, Lo inevitable, Nosotras.

    Gracias Mime por brillar tan cerca de mi.

    Daniela, Daniela Schadendorf, que privilegio el mío haberte conocido una noche antojada que me derribó sin piedad por encima de mi propia comprensión. Una noche caprichosa, reflejo absoluto del DDA escondido entre tanta frustración. Una noche que nunca debió pasar pero pasó, y a pesar del desacuerdo entre mi conciencia y el trastorno, pasaste tú, borrándome la tristeza generada por mi misma con tu impecable sentido del humor.

    Gracias Patricia, gracias Armando, Gracias a todos los que me habéis leído.

    Gracias especiales a Clementina, a Marinés y a mis amigas del colegio, de toda la vida que han sabido quererme siempre, Katherine, Paulette, mis hermanas.

    Max, Renato, Jorge, Caracas, el Ávila que me vio nacer y aceptó mi despedida sin reproches,

    Todo este esfuerzo va por mi, y por ustedes.

    GRACIAS, con toda la fuerza de mi corazón

  5. Que certero, cuantas personitas sufren por esta causa, ánimo para tod@s, una pena esta sociedad tan estigmatizada. Todos somos capaces de todo pero no todos valemos para todo lo políticamente correcto!

  6. Que palabras tan acertadas Laura, “Todos somos capaces de todo, pero no todos valemos para todo”. Gracias por leer y comentar Laura

  7. A colación de uno de los comentarios y de cara a aportar mayor información sobre el DDA, aclaro que no es una enfermedad. El Déficit De Atención es un trastorno altamente hereditario. Entre un 48 y un 52% de hijos con padres DDA nacen con el déficit.

    Las zonas más afectadas del cerebro con DDA son las regiones frontales, sobretodo la corteza prefrontal y algunas regiones subcorticales (Caudado, Hipotálamo, y Amígdala). En todas esas regiones predominan las catecolaminas, noradrenalina y dopamina.

    Después de haber leído los estudios del Dr. Russel A. Barkley y haber conversado con el Dr. Gastón Ortoll en Madrid, personalmente, más que etiquetarlo como un trastorno, lo definiría como una condición genética con la que se nace y es perfectamente tratable cuando el diagnóstico es certero, que siempre es lo más difícil.

    Marie-Claire

  8. Que buen artículo Marie Claire que valiente y honesta.
    Desde mi experiencia después de muchos años y tropiezos
    entendí que tener una condición diferente es un regalo
    “Es ver desde otro lente”
    Gracias por este artículo que invita a tomar conciencia.Te aplaudo de pie desde la admiración y cariño !

  9. Fran, Hache, gracias a ambos por sus comentarios y cariño. Grecias por tantos años de amistad y vivencias en las dos ciudades que nos han visto evolucionar juntos con nuestros hijos. Hijas, en el caso de ustedes,Bellas, íntegras, valientes, honrando los valores inculcados por sus familias, mis amigos siempre queridos,

    Gracias

  10. Siempre es hermoso leerte y esta vez, conmovedor ver cómo le brindas al mundo, lo más profundo de ti. Siempre brillante.

    Te quiero 💕

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

Responsable de los datos: Square Green Capital
Finalidad: Gestión de comentarios
Legitimación: Tu consentimiento expreso
Destinatario: servidores de Siteground
Derechos: Tienes derecho al acceso, rectificación, supresión, limitación, portabilidad y olvido de sus datos.