Este año volví a la Fashion Week de Madrid , caminar por sus pasillos te evoca a un paraíso de libertad y creatividad donde cualquiera puede ponerse lo que quiera sin sentirse juzgado ni humillado. Llevo años acudiendo y jamás he visto una mala cara a un hombre por llevar un bolso o una mujer por llevar corbata, sin embargo, cuando sales del pabellón 14 de Ifema puedes contemplar la amargura y las miradas mediocres y altivas de diversas personas que juzgan silenciosamente la libertad de vestir como a uno le dé la gana.
La moda es una visión de la actualidad que recoge nuestra historia e ilustra el futuro, es una forma de contar lo que sucede en las calles sin alzar la voz. Los diseñadores son visionarios que dibujan el mañana.
A lo largo de la historia de la moda, Coco Chanel eliminó los corsés e introdujo los pantalones a la mujer, Andrés Sardá vistió a la mujer por dentro con un nuevo concepto de lencería que nos hiciera sentirnos bellas, Dior se encargó de potenciar la figura femenina con siluetas voluminosas y Gucci introdujo en sus pasarelas los bolsos en los hombres dando visibilidad a una nueva masculinidad que huye de prejuicios y condiciones. Todos ellos se adelantaron a los nuevos tiempos escuchando a una sociedad que quería abrazar la autonomía.
Este año, tuve la suerte de poder disfrutar de diversos desfiles como la elegancia que evocan las prendas de Pedro del Hierro, la diversidad de Pablo Erroz introduciendo una moda unisex y atemporal, el símbolo de tradición e historia de Alber Oiknine y el vanguardismo y excentricismo de Maison Artc donde se fusiona la cultura y la religión. En sus colecciones se hace un guiño a la sostenibilidad y la igualdad.
De camino a casa, quise profundizar en todo lo que se ha juzgado a la moda culpando a los propios diseñadores por condicionar el canon de belleza, pero si os adentráis un poco en este mundo, se puede apreciar como en la actualidad los diseñadores y la gente del mundo de la moda no juzga tu manera de vestir, ya que suelen romper con aquellas prendas convencionales que nos condicionan. Es la sociedad y las mentes rígidas de algunas personas las que siguen señalando e imponiendo cómo debe vestir una mujer cuando va a una boda o como debe ir un hombre cuando va a una entrevista de trabajo. Observen y vean la libertad que se respira en la Fashion Week y la opresión y el recelo que todavía sigue vigente en las calles.
Los diseñadores van más allá de los prejuicios, la moda es una apertura hacia lo nuevo que te invita sin mandato ni imposición a vestir con aquello con lo que te sientas identificado.
Viste con aquello que te sientas cómodo y libre, silencia aquellas voces que pretenden reprimirte, porque tu personalidad es el aroma que jamás pasará de moda.