¿Qué es ser espiritual?, ¿a religión y la espiritualidad están necesariamente entrelazadas?, ¿cómo me conecto con lo verdaderamente espiritual sin caer en creencias falsas que no me conducen a la verdad de mi misma?
Vivimos en un mundo lleno de sufrimiento y de alegría. Un mundo dual. Poder aprender tanto de las experiencias agradables como desagradables que a todos -sin importar edad, cuenta bancaria ni méritos- se nos presentan, es un gran desafío. Una lucha con nosotros mismos en el día a día. Y con los demás, por supuesto.
Si hiciésemos un gráfico de todas las áreas de nuestra vida a las cuales les ponemos atención, dedicación y amor, veríamos que entre el trabajo, la familia y los amigos se nos va el tiempo.
Pero si algo te ha generado interés en el título, es porque tal vez has pensado o sentido la necesidad de ampliar esa consciencia acerca de esta área que muchos tienen olvidada, la espiritual.
“Algo dentro de ti, que ni siquiera puedes explicar del todo, tiene ansias de una búsqueda profunda”
Y más con las circunstancias que atravesamos, que nos han hecho replantear desde quiénes somos, la manera en que vivimos y cómo nos relacionamos. Y no te hablo de fe ciega, te hablo de vivir feliz…algo tan simple y tan complicado. ¿Será que, para ver bien el camino tenemos que despejarlo?, ¿por dónde empiezo? O, si ya lo has intentado alguna vez ¿por qué crees que volviste a desconectarte? Sí, eso sonó a Matrix.
¿Qué es ser espiritual?
Ser espiritual:
- No necesariamente implica tener o practicar una religión.
- No es solo practicar yoga, meditación, tai chi, etc. Aunque tiene muchos beneficios hacerlo.
- No es solo “ser bondadoso” o hacer algo por el otro. Pero qué importante son estas virtudes.
- No significa retirarse del mundo y aislarse de todos. Bueno, a veces viene muuy bien.
Ser espiritual es comprender que estamos unidos a un todo, que nuestro cuerpo físico es solo nuestro vehículo para vivir esta existencia, y que por tal razón debemos cuidarlo y protegerlo. Trabajar nuestro cuerpo como unidad, y como energía.
Que nuestra mente solo tiene la información necesaria para transitar esta existencia y que nuestra vida está llena de aprendizajes. Hemos venido a aprender, a sanar, a evolucionar, a descubrir, a ser FELICES. Por eso las experiencias que se nos presentan y el conocimiento nos ayudan en este camino.
Y la felicidad no es algo externo a nosotros, no está en una persona (ni en nuestra pareja ni en nuestros hijos), no está en un lugar, ni en un bien material, no está en el reconocimiento, ni en la fama. ¿Seremos capaces de entenderlo?
“La felicidad está dentro de cada uno de nosotros”
Ser espiritual es practicar una vida de buenas acciones, de buenos valores, tener un propósito y un sentido de la vida en sintonía con nuestra esencia, con la verdad de nuestro ser.
Ser coherente en lo que se piensa, se dice y se hace. Necesito ser mi propio observador. Observar mis pensamientos, observar y comprender mis roles en cada área de mi vida, en cada grupo humano.
Religión y espiritualidad
Ser religioso implica ser espiritual, pero SER ESPIRITUAL no necesariamente implica tener una religión.
Todos, en mayor o menor medida, hemos transitado algún camino religioso, por propia decisión o por la misma familia que nos ha inculcado algunos valores tradicionales: bautizo, comunión, etc.
“En algunas religiones cada vez hay más creyentes y practicantes”
Pero en otras, sobre todo en el catolicismo y para la gente más joven, la religión no forma parte de su día a día. Hay demasiadas respuestas o argumentos (o circunstancias) que no han sido explicadas de forma coherente y racional. O un simple desinterés natural.
Y los jóvenes terminan por borrar la religión de sus vidas. Las circunstancias y las vinculaciones de la institución “iglesia” en otros terrenos, siglo tras siglo, genera mucha desilusión, o preguntas, al menos. Pero al final, la iglesia es tan imperfecta como cada ser humano.
Sin embargo debemos reconocer que nos hicieron creer tanto la cuestión de la fe ciega y el “esto es así y punto” que no sabemos realmente qué es vivir siendo espirituales, y terminamos relacionando la espiritualidad con la religión.
¿Quién ha ido a una iglesia a rezar para agradecer o pedir algo muy importante, o sentarse a estar en paz, o llorar la muerte de alguien? Yo he ido. Como si allí encontrara una sucursal de Dios, o una conversación amena conmigo, o el lugar donde debería rezar. Digo, que la iglesia es el lugar que conocemos en nuestras mentes en donde se deposita esa energía especial que nos hace dialogar con ese Dios de barba y flaquito.
“¡Qué increíble poder sentirse, SER esa unidad con Dios! tal vez en alguna próxima vida, o no. Quién sabe”
Podemos aprender mucho de las religiones: el amor, la generosidad, los buenos valores, la oración, el servicio comunitario, etc. Podemos tomar lo mejor de cada una de las religiones y filosofías, si quisiéramos. Y ser conscientes de que le tenemos miedo a lo espiritual porque nos conecta con sensaciones, memorias, luces, oscuridades que cuesta transitar.
Hay que ser valiente para viajar hacia adentro, e intentar comprendernos. Hay que reconocer que aún somos ignorantes, en el sentido budista de “la ignorancia es sufrimiento” y hay que adquirir conocimiento, ser curiosos e investigar.
Que no nos convoque siempre el dolor. Aunque es un camino interesante y sensible.
Hoja de ruta de un espiritual
Aún sigo estudiando conmigo misma todo esto, pues la teoría está muy bien, el tema es ponerlo en práctica cada día…con el resto del mundo.
- Tener relaciones maduras en la mayor parte de nuestros ámbitos.
¿Se puede ser feliz y completo si vivo en un desequilibrio emocional constante?, ¿si le echo la culpa a los demás de todo lo que me pasa?, ¿si medito y luego peleo con mi padre, o con la vecina? NO.
- El yoga es excelente y combina cuerpo, mente y espíritu. Pero hay gente que no le gusta. También lo es un arte marcial, o salir a correr o mover el cuerpo. Esto no se negocia. Mover el cuerpo si o si.
Encontrar cualquier actividad que nos mueva la energía y la transforme es genial. - Meditación: nos permite concentrarnos, tener calma y claridad mental. Conducir mi mente hacia donde quiero. Y hoy esto es extremadamente difícil con el torbellino digital. ¿Voy a alcanzar la iluminación en una meditación?…yo te preguntaría ¿si cierras tus ojos y piensas que aprendes de antropología aprendes realmente?. Pero si cierras los ojos podrás estar un momento contigo. Y eso es mucho.
La meditación nos ayuda mucho y hasta puedes encontrar apps que están muy bien. - Oración: Rezar una plegaria, una oración, un mantra, y que esto sea un hábito diario. Imagina la energía linda que proyectas si rezas por alguien o para alguien.
- Cumplir nuestros sueños e ir hacia nuestros objetivos: intentando estar limpios de odio, de resentimiento, de frustraciones, de envidia. Lo que no quiero para mi, no lo quiero para los demás.
- Comer saludablemente. Uff la comida es la gasolina de nuestro vehículo. Muy importante.
- Estudiar, leer, conocer.
- Estar bien en soledad.
- Ser objetivos ante la realidad.
- Experimentar, preguntar, comunicarse, observar.
- y muchas acciones buenas, con intención buena y sin esperar resultados. Corrijo: sin esperar siempre un resultado favorable.
Estas son algunas herramientas que combinadas e incorporadas en el día a día alimentan nuestro ser espiritual.
En suma, no os dejéis engañar por trajes blancos ni gurús falsos. Ni nos creamos que nos las sabemos todas. Ni nos casemos con ninguna idea que nos haga sentir especiales y superiores al resto.
A veces el DIY (do it yourself: hazlo tu mismo) funciona y bienvenido pero otras, necesitamos que los maestros nos iluminen con sus faros más intensos. Para terminar se me ocurrió que esta frase de Pierre Teilhard de Chardin es como otra mirada para pensar todo esto:
“No somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual. Somos seres espirituales teniendo una experiencia humana”
Pierre Teilhard
