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Body positive: mi cuerpo es mi templo, no mi escaparate

Body positive

La obsesión por el cuerpo se podría evitar si dejáramos de prestar tanta atención sobre él.
Los conceptos body positivity y body shaming están pegando fuerte y se escuchan y se leen constantemente.

Se proclama que se acepten todo tipo de cuerpos, otros les da por ensalzar a los cuerpos de ‘mujeres reales’ criticando los cuerpos de personas delgadas como si no fueran reales, otros hablan de que todos los cuerpos son bonitos… Pero al final del día veo un constante bombo y platillo, una exhibición enfermiza de cuerpos. Tanto para cumplir con los cánones, como para reivindicar otros. Pero más de lo mismo una y otra vez. Un culto al cuerpo constante, como si todo fuera entorno a él. 

Veo halagos, interacciones, emoticonos, exclamaciones celebrando el aspecto de un cuerpo e incluso dando la enhorabuena o mostrando una especie de reconocimiento por tenerlo, como si tú lo hubieras elegido, como si nada tuviera que ver la naturaleza o los genes…como si tu valía como persona se viera limitada en cómo te ves físicamente. 

Está genial estar a gusto con tu cuerpo, hasta el momento en el que te ves atrapado en la necesidad de mostrarlo una y otra vez, como un mantra. Infinito contenido de cuerpos. Cosificación realizada al extremo, incluso fotos (¿estéticas?) en las que ya directamente se presenta el cuerpo, con la cabeza cortada, como si no tuviéramos cara… 

¿En qué momento hemos normalizado esto? Cuerpos, cuerpos y más cuerpos. Incluso veo a séquitos de fans aplaudiendo un cuerpo como si hubiese hecho algo por la humanidad su propietario. 

¿Qué tipo de legado dejamos a las nuevas generaciones si les transmitimos la idea de que vamos a estar valorados mayoritariamente por el cuerpo que tenemos? 

Presentando al resto del mundo tus partes recónditas para buscar una aprobación constante. Mostrando tus cicatrices, ese lunar debajo del ombligo, esa curva pronunciada en tu cintura, pero esa estría marcada no. Cuando termina el día y has estado consumiendo contenido en rrss…¿Cuántos cuerpos ajenos has visto y valorado?

Recordemos para qué están y por qué son realmente valiosos: nos permiten movernos, sentir el paso de la vida, celebrar los momentos bailando, compartir el placer follando, tomar aire y controlar nuestra respiración… Vivir. Disfrutemos de la intimidad de nuestro cuerpo que es nuestro templo, pero no es nuestro escaparate para ser señalado una y otra vez ni para hacernos valer por quiénes somos con él, sino lo que vivimos con él. 

Laura Vaquero

Cree firmemente en las palabras como mecanismo de defensa y manifestación.

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