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Alice Guy: La historia del cine empieza con ella

¿Te imaginas lo diferente que sería el cine si desde sus inicios hubiera estado dirigido por mujeres?

Pues pudo ser así. Porque una de las primeras personas en rodar una película fue una mujer. Se llamaba Alice Guy Blaché. Nació en 1873 y cambió la historia del cine antes de que la historia quisiera recordarla.

¿Qué cuentan los libros de historia sobre los inicios del cine?

La historia oficial dice que el cine nació en 1895, cuando los hermanos Lumière proyectaron públicamente La llegada del tren a la estación de La Ciotat. Una imagen en movimiento que hizo que más de uno saliera corriendo de la sala pensando que el tren iba a arrollarlos. Para muchos, ese fue el momento en que empezó todo.

Pero en esa misma época, nuestra querida Alice Guy trabajaba como secretaria en la empresa de Léon Gaumont. Un puesto “apropiado” para una señorita de la época. Desde su escritorio, observó los primeros experimentos con cámaras, conoció a los Lumière y, mientras el resto veía un truco visual, ella vio una forma de contar historias.

Y lo propuso. Quería probar a hacer una “vista cómica”, una pequeña escena narrativa. A Gaumont le pareció entretenido… siempre y cuando no descuidara su trabajo como secretaria.

Así fue como, en 1896, Alice rodó El hada de los repollos, una adaptación de un cuento infantil. 

Con apenas 23 años, se convirtió en la primera persona en dirigir una película de ficción en la historia del cine. Sí, leíste bien: no la primera mujer. La primera persona.

La mujer que narraba historias mientras sus compañeros grababan trenes

A partir de ahí, su talento no paró. Durante los siguientes diez años dirigió, escribió y produjo más de cien películas (algunas fuentes dicen que incluso mil). Fue pionera en el uso del color, del sonido sincronizado, de los efectos especiales y de lo que hoy conocemos como montaje narrativo. Todo eso, antes de que el resto supiera cómo contar una historia en imágenes.

Mientras sus compañeros masculinos grababan trenes o salidas de fábricas, Alice ya hablaba de ficción, emoción y personajes. En 1905 rodó en España La Malagueña y el torero, y poco después dirigió La pasión de Cristo, considerada la primera superproducción de la historia del cine, con más de 300 extras y 25 decorados distintos.

¿Y con esa carrera tan prometedora qué pasó para que cayera en el olvido?

En 1907, Alice se casó con el operador de cámara británico Herbert Blaché. Parecía un paso más en una vida que por fin se le ponía de cara. Dos años después, decidieron mudarse a Estados Unidos, donde el cine estaba empezando a encontrar terreno fértil. Y allí, en 1910, fundaron juntos su propia productora: Solax Studios, con sede en Nueva Jersey.

¿El detalle? Alice no solo fue cofundadora. Fue la directora general, la productora ejecutiva y la mente creativa detrás del proyecto. Bajo su liderazgo, Solax se convirtió en el mayor estudio independiente de producción cinematográfica de Estados Unidos. Sí, el mayor. Bajo la batuta de una mujer. En 1912.

En Solax, Alice dirigió películas con personajes femeninos complejos, valientes, sarcásticos, rebeldes. Empezó a introducir temas sociales —desde la desigualdad hasta la autonomía de las mujeres— en un mundo donde eso no se esperaba ni se aceptaba. También fue pionera en el uso de efectos especiales: dobles exposiciones, marcha atrás, ralentizados… mientras el resto aún se peleaba con los trípodes.

Con el auge de Hollywood y el traslado de la industria cinematográfica a la costa oeste, Solax empezó a perder fuerza. Alice resistió, como tantas otras, hasta que no pudo más. Y entonces llegó el golpe final: su marido le pidió el divorcio. Se fue con otra mujer. Y con él, se esfumaron también sus derechos sobre la productora que ella había levantado desde los cimientos.

Alice no solo perdió una empresa. Perdió la oportunidad de seguir construyendo cine desde su mirada. Y como tantas otras mujeres brillantes, tuvo que ver cómo sus ideas, sus técnicas, incluso sus guiones, terminaban firmados por otros.

A parte de ver sus sueños esfumarse, Alice tuvo que soportar como muchos de sus compañeros se colgaban las medallas de sus éxitos y películas. Estar a la sombra de los hombres que no le permitían hacer un cine con un corte más feminista.

¿Qué pasó con Alice Guy?

En 1953, a Alice Guy se le concedió la Legión de Honor, la mayor distinción que otorga el gobierno francés. Algunos años más tarde, en 1957, recibiría un homenaje por parte de la Cinemateca francesa por haber sido la primera directora de cine de la historia.

Ella misma lo resumió con una frase tan certera como triste:

“En Francia, mientras una mujer esté, como se dice, en su lugar, no recibe ningún reproche. Pero si asume las prerrogativas asignadas a sus hermanos, se la mira mal.”

Alice Guy murió en una residencia de ancianos a la edad de 95 años en el más completo anonimato.

Alma Gonzalez Muñoz

Comunicar atendiendo a lo que viene de dentro. Con base en el respeto, atendiendo a la diversidad y con una visión crítica es lo que define mi trabajo y mi manera de ver la vida.

1 Comentario
  1. Que la primera cineasta del mundo se apellide “Guy” resalta aún más la ironía de su historia. Cómo abrió camino en el séptimo arte y su trabajo se ha ignorado durante años solo por trabajar en un entorno dominado por hombres.

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