“Despabílate amor que el horror amanece”, así termina Mario Benedetti su poema “Despabílate amor” y de esta manera se filtra un tema más para reflexionar, para dialogar, para dinamitar. Hace unos meses, me encontré con una amiga, tomamos un café. Ella estaba muy entusiasmada con un chico que conoció por redes sociales. Hablaban seguido, quedaron dos o tres veces, se decían que se gustaban, todo parecía estar bien hasta que dos semanas después de ese encuentro recibo un mensaje de ella diciendo: “Estoy fatal. Se lo tragó la tierra, no se que hacer”. Yo pensé que hubiera sido una muy buena opción que de verdad se lo hubiera tragado la tierra o que, en su defecto, lo haya abducido un aliénigena o poseído un demonio, pero no. Desapareció de la vida de mi amiga sin hablar, sin despedirse, sin avisar, simplemente se esfumó. Se hizo humo. Hizo Ghosting.
Ghosting (ghost= fantasma) es una palabra anglosajona y se refiere a cortar el contacto y comunicación con una persona con la cual se tiene un vínculo sin advertencia ni justificación.
Gabriela Díaz Densa, psicóloga, explica que si bien el concepto remonta a épocas muy antiguas, actualmente se ha convertido en una practica muy frecuente a la hora de tener la intención de finalizar una relación. El uso de redes sociales y aplicaciones para conocer personas son canales muy sencillos para facilitar el encuentro, pero también habilita al desencuentro:
“Sin verse en el compromiso de comunicarse con el otro para explicar o comentar lo que se está sintiendo es muy positivo para aquellos que no son capaces o se aterran a la hora de conectar con sus emociones”, afirma.
El sociólogo Zygmunt Bauman ya había delineado el perfil de la sociedad postmoderna al hablar de “relaciones líquidas”, las cuales se caracterizan por la fragilidad, superficialidad, fugacidad y falta de compromiso en los vínculos interpersonales. Hasta ahora el panorama es desolador, quizas la opción de que haya un apocalipsis de zombies que se alimenten de cerebros es mucho mejor que seguir describiendo esta “hermosa” realidad. Vamos a agregar la visión de otro sociólogo, Gilles Lipovetsky, quien en su libro “La era del vacío” sentencia que la apatía y la indiferencia es la nueva socialización, necesaria para el funcionamiento del capitalismo. Indiferencia por saturación, información y aislamiento, continua: “El hombre indiferente no se aferra a nada, no tiene certezas absolutas, nada le sorprende y sus opiniones son susceptibles de modificaciones rápidas”.
Este filosofo francés, arremete y nos hace saltar de la silla cuando afirma que el sistema engendra el deseo de aislamiento, deseo que es imposible e intolerable ya que los individuos exigen estar solos, cada vez más solos, pero, al mismo tiempo, no se soportan a si mismos, cara a cara.
En cuanto a los perfiles psicologicos de las victimas de ghosting y de quien lo lleva adelante, Díaz Densa aclara que quienes han sido víctimas producen en principio, una necesidad de entender y en segundo lugar, intentando construir algún tipo de respuesta, un sentimiento de culpa, reactivando (en tanto si estas “heridas” no estuviesen abiertas, de otra etapa más temprana, no producirían reacción alguna) una desestabilidad emocional, frustración y vulnerabilidad en el autoestima. “Esto nos conduce a emociones como la ansiedad, tristeza y rabia, desencadenando estados emocionales como la depresión, fobias u otros trastornos de conductas”, concluye.
Describe a la persona que hace ghosting como aquella que no ha desarrollado una inteligencia emocional: “Suelen ser personas con rasgos narcisistas, sin capacidad de empatia, inseguros, tímidos, con conductas agresivas y dificultad para vincularse de manera interpersonal”.
Como los zombies se demoran y los payasos asesinos también, hay que adaptarse a esta era de terror sin precedentes y aprender a matar al enemigo o peligro que nos acecha, de la misma manera en la que aprendimos que para acabar con los muertos vivientes habia que destrozar sus cerebros. En este sentido, Díaz Densa recomienda fortalecer el autoestima y desarrollo personal ya que el ghosting, posiblemente, siga siendo una forma de vincularnos o puede surgir otra forma dañina. Explica que cada ser humano solo puede trabajar desde uno mismo para evolucionar a través de la madurez emocional y, de esta manera, enfrentar los retos que la vida presenta en el plano interpersonal de la manera más íntegra posible.
“Si has vivido una situación de ghosting que te ha generado un nivel elevado de estrés, en primer lugar, suelta “ese vínculo ilusorio”. No es real. Ahí ya no hay ningún vínculo. No intentes comprender por qué ha sucedido, solo acepta el suceso y entiende que no es lo que tú eliges vivir. Solo puedes decidir que harás tu con ello y entregarte a transitar el duelo” termina.
Ya sabemos que nunca vendrán los zombies, que hay una realidad más dura a la que hacer frente, una en la que no hay monstruos, no hay armas mortales, fuerzas malignas ni peligros que acechan, solo hay personas que aparecen y desaparecen. No sabemos demasiado sobre esta realidad ni sobre como evolucionará o que poderes mágicos necesitamos desarrollar para luchar, lo único que sabemos es que debemos cuidarnos, darnos calor y ser fuertes. No elegimos este mundo pero debemos aprender a ser felices y a vivir entre fantasmas… “Despabílate amor que el horror amanece, MB.
Me encantó esta publicación!
Gran verdad!!!! Aprender a convivir c estos casos, no queda otra, y hacer mas uso de las relaciones interpersonales… Sin dudas la mejor forma d relacionarnos…. Hermoso artículo!!!
Hermoso articulo… A relacionarnos mas cara a cara! Es lo mejor… Y acostumbrarnos a esa realidad cibernetica… A tomarlo con gracia…
Excelente artículo . Felicidades !!!
😊
😊 Fuerte abrazo!! Gracias!