Hay personas que se dejan para después. Yo no. No me dejo para después. Justamente, porque siempre hay un después construido de mucho ahora.
“Si no me dejo para después, vivo”
Hace unos meses que volví de una maravillosa aventura, vital para mí, que además de permitirme vivir una experiencia irrepetible y mágica, supuso una revolución importante e interesante en cuanto a algunos de mis planteamientos de vida. Que de todo hay que extraer conclusiones y si son de las que suman, miel sobre hojuelas…
Y he venido reflexionando en esa línea con la que comienzo este texto. Y es simple: si no me dejo para después, vivo. Si no me dejo para después, aunque mire al futuro y construya puentes diarios hacia él, vivo ahora…
Es ahora cuando quiero vivir porque soy la suma de mis posibilidades, de mis expectativas, de mis esfuerzos, de mi valentías, de mis resultados…Y es ahora cuando los tengo.
“Es ahora, y no después, cuando quiero seguir amando y ser amada”
Pero también soy la suma de mis heridas, de mis cicatrices incluso soy más grande que ellas porque las he sobrevivido y si me he ganado a pulso a unas, también he luchado por encima de mis fuerzas para sobrevivirlas… Incluso para aprender lo que venían a decirme.
Es ahora cuando es un aquí, un espacio y un lugar. Es ahora, no después, cuando soy lo que soy y tengo lo que tengo. Es ahora, y no después, cuando quiero seguir amando y ser amada, cuando quiero seguir haciendo todo aquello en lo que creo, cuando, sin perder la perspectiva de un mañana, quiero seguir sin conocer lo que el desaliento, la motivación, las coincidencias con otras alas amigas.
Es ahora, y no después, cuando quiero ser capaz de enfadarme por casi nada, y reírme por casi todo. Cuando quiero recorre kilómetros de caminos para disfrutar mientras los ando, cuando quiero mejorar, cuando quiero hacer felices a los que a mi me brindan la sensacional oportunidad de serlo también, cuando quiero seguir teniendo referentes de los que aprender, a los que admirar, y ser maestra de quien la vida me permite la
bendición de serlo, y llegar a ser iguales, recíprocos.
Es ahora cuando sé que las duras decisiones que he debido tomar en otros momentos, y las que no he tomado, que también es decidir, me han llevado a lo que soy y las que tome hoy, me llevarán a lo que seré mañana.
“Es ahora cuando quiero ser consciente de que, si me he equivocado y me he caído, también me he levantado. Es ahora cuando estoy en pie”
Es ahora cuando puedo pasear mi alma al sol, con una banda sonora de fondo que huele a mar y sal. Es ahora cuando puedo contemplar una luna, cuando puedo dibujar las coordenadas de mi realidad, cuando puedo recibir el brillo de mis estrellas, cuando puedo aceptarme y aceptar la intimidad de quien en mi confíe, y aprender de esas distintas realidades y tiempos, y caminar con ellas, y saltar, y brotar, y crecer, y acompañar…
Es ahora cuando aprecio el valor de contar la historia de mi vida a algunos que otros soñadores que también me contaron las suyas, aunque tuviéramos que pasar noches en vela a la orilla de una playa azul, solitaria, acogedora, en mitad de algún lugar… Compartiendo sueños, ilusiones, charlas, llantos, risas. Y salir corriendo al amanecer en busca de una chimenea que nos abrazara.
Es ahora cuando, aunque algunos días me sienta muy pequeña, sé que puedo hacer grandes cosas y dar grandes motivos y, ojalá, ejemplos, a los que me cascabelean la existencia… Esos a los que quiero como a mi propia vida y a cien más que tuviera.
Es ahora cuando he cumplido sueños. Es ahora, y no después, cuando construyo los que van a venir a mi vida montados en un par de zapatos nuevos. Es ahora cuando escribo. Es ahora cuando leo. Es ahora cuando soy cambiante porque es lo único que permanece.
Es ahora cuando soy el sentido de mi vida. Es ahora cuando sé que todos los demás sentidos están donde deben estar, cuando sé, como dije en otros “ahoras” que tengo siete, que con cinco nací y que los otros dos me los regaló la vida. Por eso, es ahora, cuando soy feliz… Y es ahora cuando sé que mañana tendrá muchos más “ahoras” y que siempre, siempre,
habrá un después…
De mi libro “Diez años. Un día. Siempre un después…”