fbpx

¿Por qué seguimos queriendo a quien no nos quiere?

Todo empezó con un corazón rojo en WhatsApp.
Uno. Solo uno.
Después de meses sin saber nada y de mi dignidad pisoteada, me llegó un corazón rojo y se me cortó la respiración, tuve que pararme para verlo bien, para mirar la hora exacta de envío, para comprobar 10 veces si estaba en línea o no, como antes ¿Qué significaba? ¿Cariño residual? ¿Estaba borracho? ¿Era un mensaje equivocado? ¿Se le había roto el móvil y ahora repartía afecto por Bluetooth?

Lo más increíble no es que me lo mandara.
Lo más increíble es que yo lo recibí como si fuera una declaración de amor épica. Como si me estuviera pidiendo matrimonio desde su sofá en calzoncillos.

Me pregunté entonces: ¿por qué seguimos queriendo a quien no nos quiere?
¿Es adicción? ¿Costumbre? ¿Autoestima a medio montar?

He llegado a la conclusión de que muchas veces confundimos química con destino, y obsesión con profundidad emocional. Que cuando alguien se aleja, no interpretamos “no le interesas”, sino “tienes que luchar más”. Y así nos lanzamos a una especie de Ironman emocional en el que corremos detrás de algo que ya se ha ido.

El problema no es que el otro no nos quiera.
Es que seguimos creyendo que, si lo conseguimos, eso nos validará.
Como si su amor fuera un espejo mágico que por fin nos dijera: “ahora sí”.

Spoiler: no.
No hay espejos mágicos.
Solo ex con mucho ego y mensajes que no dicen nada.

Quizás lo más revolucionario que podemos hacer hoy es dejar de perseguir a quien no nos mira… y empezar a mirarnos a nosotras.

Virginia Cosme

La mujer que dejó descansar a Cupido

Comentarios

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

Responsable de los datos: Square Green Capital
Finalidad: Gestión de comentarios
Legitimación: Tu consentimiento expreso
Destinatario: servidores de Siteground
Derechos: Tienes derecho al acceso, rectificación, supresión, limitación, portabilidad y olvido de sus datos.