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El poder secreto del vacío

Cuando escuchas la palabra vacío, ¿en qué piensas? 

Seguramente en carencia o en soledad. Difícilmente pensamos en posibilidades.

El vacío aparece cuando se terminó una experiencia, o se rompió un vínculo, surge ante la frustración de no ver anhelos cumplidos o cuando hay una aparente ausencia de sentido, es como sentirse por un momento en la nada.

Pero ¿qué pasa cuando dejamos de huir del vacío y comenzamos a habitarlo?

Habitar el vacío se refiere a dejar de negarlo, y comenzar a ver de qué está lleno. Porque el vacío siempre contiene algo…fragmentos de lo perdido, pedazos de añoranza, cachitos de sueños desgastados, sin embargo, no nos permitimos verlo, queremos llenarlo de cualquier otra cosa que se vea menos atemorizante que lo que hay en la sombra y lo hacemos a través de alguna compulsión o exceso: relaciones, comida, compras, ejercicio, etc., sin permitirnos ver qué emerge si no hay una premura por intentar taparlo de forma superficial; sin darnos el permiso de escuchar lo que el silencio del vacío grita, por el contrario, lo llenamos de falso ruido. 

En realidad, sólo permitiéndonos sentir la ausencia, o la frustración, es que podremos transformarlo en lo que en terapia Gestalt llamamos “vacío fértil”. 

El vacío estéril nos atrapa en el mundo de las no posibilidades, de la desconexión, el bloqueo físico mental o la depresión, es la sensación de que nada puede crecer y mucho menos florecer.

¿Qué estás dejando de descubrir cuando tapas tus vacíos de forma impulsiva?

El vacío fértil en cambio surge en el silencio, en la mirada compasiva a lo que guarda ese pozo infinito, es un momento de contacto auténtico con la experiencia presente que, como toda transición, implica confusión.  Es poder sostener ese momento de incertidumbre en el que nos soltamos del trapecio y aún no hemos tomado el otro, es abandonarnos en el silencio incómodo, en una confianza tal vez temblorosa de que habrá algo que nos sostenga.

¿Qué posibilidad estará esperando nacer de ese vacío que hoy no te permites habitar?

Pero ojo que el vacío fértil no es una condena, no es entregarse al sufrimiento, es estar consciente de la ausencia, de la falta, o de la nada, mirarla, validarla, sentirla sí, pero no para hundirse ni atascarse en ello, sino para integrarla al Yo, desde una mirada compasiva que no busca pelear con la falta, sino que aprende a convivir con ello. El vacío fértil no paraliza, nos invita a movernos de una forma distinta en la vida, implica valor y confianza, nos lleva a la conexión con nuestra esencia, es tierra fértil para que germinen ideas, creaciones, nuevas metas y se amplíe el autoconocimiento.

Aquí te dejo 6 puntos para convertir un vacío estéril en vacío fértil:

  1. Reconócelo.- ponlo en palabras. 
  2. Siéntelo.- dale un espacio legítimo a las emociones que lo integran.
  3. No lo tapes de forma apresurada.- no busques llenarlo con excesos o compulsiones.
  4. Escucha lo que trae consigo .- pregúntate…¿qué me quiere mostrar este vacío?
  5. Integra la experiencia.- reconoce que esto es parte también de ti.
  6. Ten confianza.- se paciente y confía en que algo surgirá.

No le temas al vacío, permanece un poco en él, porque justo ahí donde crees que nada existe, puede surgir lo más auténtico. 

Mireya Thomas

Madre de dos hijos, psicoterapeuta gestalt y consultora en desarrollo humano

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