En esa búsqueda de un equilibrio ideal en la balanza de los vínculos afectivos surge una sensación posible en relación con la insatisfacción personal: dar lo mejor de uno mismo y recibir migajas a cambio se convierte en una importante decepción. Sin embargo, aunque la respuesta del otro no esté a la altura de lo que uno mismo merece, conviene evitar el reproche en este contexto cuando el protagonista se ha abierto a nivel emocional de forma libre. Tal vez tenía el deseo de construir un vínculo significativo de amor, amistad o compañerismo. Y en determinado momento, la realidad se manifiesta y la persona se da cuenta de que se ha implicado en exceso con alguien que no ha mostrado la misma postura. Este tipo de proceso puede causar desencanto, dolor o incluso la sensación de haber sido utilizado. La realidad es que siempre que das lo mejor de ti mismo, todo lo que ofreces se queda en ti. Es decir, tus acciones hablan de tu generosidad, apertura, capacidad de trascendencia, poder para ir más allá del individualismo, ilusión por conectar con alguien y construir un lazo relevante.
Por otra parte, este tipo de experiencia merece un análisis posterior por medio del autoconocimiento. Cuando una persona percibe este tipo de desequilibrio en la balanza puede plantearse diferentes preguntas. Conviene seleccionar aquellas perspectivas que aportan luz, capacidad de construcción, esperanza y autoestima. En ocasiones, surgen preguntas que fomentan el dramatismo: “¿Por qué me ha pasado esto? ¿Cómo he podido confiar en quien no lo merece? ¿Por qué no me di cuenta de que estaba recibiendo migajas a nivel emocional?”.
Analizar una situación con posterioridad, cuando ya conoces el desenlace de un proceso, ofrece una perspectiva que no tenías cuando estabas al inicio del camino. Tal vez ignoraste algunas señales que ya te generaban algún tipo de duda. Ahora ya no puedes cambiar ese proceso, pero sí puedes decidir qué hacer con el recuerdo de esa etapa. Intenta quedarte con lo mejor del camino que te ha unido a la otra persona, incluso aunque haya existido un notable desequilibrio en la balanza. Pon en valor tu inocencia, tu capacidad para confiar, tu valentía, tu generosidad y tu poder para vivir como protagonista.
Si sientes que puedes reducir tus expectativas con la otra persona para transformar el vínculo al adoptar una posición diferente con el otro, puedes seguir en conexión con ese alguien que ahora ya no es tan especial para ti cuando le contemplas desde tu perspectiva actual. Por el contrario, si te sientes desgastado y decepcionado, tal vez necesites darte tiempo o cerrar la puerta de esa posible conexión que no se llegó a materializar con autenticidad.
Todo lo que das permanece en ti y se queda contigo para siempre en tu corazón. No te enredes en la búsqueda de los porqués si en esa búsqueda sientes que existen muchas respuestas que nunca podrás conocer definitivamente. Tal vez, simplemente, debas centrarte en los hechos para entender que una situación no se ha adaptado a tus expectativas. Cuando las vivencias se tiñen con un toque de decepción, alcanzan un sentido constructivo si se transforman en aprendizaje, transformación, humildad y bondad.