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Manual de instrucciones para sobrevivir al amor moderno (sin volverte una hater del amor)

Hay un momento en el que ya no sabes si estás buscando pareja, compañero de traumas o simplemente un tío que te llame para quedar contigo por teléfono en lugar de enviarte un whatsapp. Pero ahí sigues, con fe de misionera emocional, dándolo todo en Tinder.

Yo estuve ahí, descendiendo al submundo del dating cuando la app cool era Adopta un tío. Sí, esa en la que metías a los hombres en carritos como si fueran pepinos orgánicos del Carrefour. Divertida, creativa y, en teoría, feminista.

Tuve al menos una docena de citas a lo largo de los 8 o 9 meses intermitentes en los que la usé. Había que probar y probé. ¿Conclusión? No me enamoré, pero me saqué un máster no oficial en masculinidad en crisis:

  • Hombres con novia o casados: que por supuesto, escondían su estado civil y te tiraban la caña a ti y a todas… Esos señores con buena pinta vivían encerrados en relaciones muertas, usando las apps como vía de escape, terapia para su ego o casting de ilusas dispuestas a salvarlos del abismo emocional. Todo muy romántico.
  • Los del club de los ex: hablaban más de su ex que de sí mismos. Algunas citas              parecían homenajes póstumos. 

Ojo que quede con un atractivo viudo que había perdido a su mujer hacia justo un año. Sigo sin entender porque decidió tener una date justo ese día…pero se puso tan triste contándome su historia que, a mí, después de tragarme su comedia romántica a lo “Antes de ti” me entró una buena llorera y cogiéndolo de la mano para darle ánimos entendí que el universo me lo había puesto en el camino para que yo volviera a creer en el amor verdadero…Vamos que solo me faltó poner una vela.

  • Solteros eternos con taras varias: desde traumas sin procesar hasta el que se quitó las gafas de sol en mitad del café… y le faltaba un ojo. (Spoiler: el problema no era el ojo, sino llevar gafas de sol negras en todas las fotos del perfil ósea no avisar (transparencia ante todo, guapo).

Y yo me pregunto, en serio:


¿Cómo no volverse cínica en un mercado afectivo donde parece que Cupido se fue de Erasmus y no volvió?

Pues mira, aquí va un manual exprés para no volverte una hater del amor (aunque te lo pongan fácil):

1.Deja de idealizar a quien parece un Señor por WhatsApp

La educación o la inteligencia no garantizan trabajo emocional. A veces detrás de un “¿cómo estás?” cada mañana y un poema de Pizarnik hay un “no sé querer, pero disimulo bien”.

2. Si te confunde, es un NO
No es misterio, es mareo. El amor no es un escape room.

3. No conviertas el sexo en estrategia emocional
Ese plan de “me lio con él pero no me engancho”… mala idea. No somos tíos, no segregamos las mismas hormonas, él se irá como si nada y tú, pasadas unas horas estarás mirando de reojo el móvil esperando un emoji de corazón por mucho que al irse te hayas creído la mismísima Mata- Hari.

4. Las apps son un Zara en rebajas
Todo está arrugado, mal doblado y huele a usado. ¿El algoritmo? Te pone una nota de deseabilidad ¿lo sabías? y lo único que quiere es que vuelvas, no que encuentres al amor de tu vida. Eficiencia emocional: 0.

5. Hazte amiga del silencio incómodo
Cuando no escribe, no es el universo enviándote señales raras. Es que no le apetece. Usa ese silencio para hacerte las uñas o, mejor, para hacerte fuerte.

6. Tus amigas no son tu comité de crisis
Déjalas vivir. Te apoyan, te quieren… pero no tienen por qué analizar contigo durante tres días si ese “ok :)” es de un narcisista o de un tipo que simplemente no tiene superado a su ex.

7. Tu terapeuta no es Gandalf
No va a sacarte al amor de debajo de una piedra ni tiene un conjuro para evitar que repitas patrones. Pero sí puede ayudarte a dejar de elegir mal, que ya es algo.

8. No todo el mundo viene a quedarse
A veces un rollo de una noche es solo eso. No lo analices, no lo dramatices, no lo encierres en casa. Di gracias y NEXT.

Moraleja final:
El amor no se ha acabado. Solo se ha llenado de filtros, traumas y audios de 2 minutos.
No se trata de dejar de creer en él, sino de aprender a amar sin perderte a ti por el camino.

Porque el amor moderno de hoy no es para ilusas: es para mujeres que, aunque a veces se equivocan, nunca dejan de elegirse a sí mismas primero.

Virginia Cosme

La mujer que dejó descansar a Cupido

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