Hace unos años, en un retiro, nos invitaron a contemplar una idea que me resultaba muy incómoda, la frase que contemplábamos era: “Es posible que muera hoy”.
Al principio, mi ego se revolvía. Sentía una fuerte presión en el pecho, y sentía que quería escapar….
Pero como no podía huir de ese retiro, me entregué a la meditación.
Y algo dentro de mí empezó a abrirse.
La semana iba pasando y me iba transformando.
Esa enseñanza me ha acompañado desde entonces….
Y al despertar, antes de iniciar con las actividades del día… reflexiono por unos instantes: ¿Cómo quiero vivir este día si fuese el último?.
¿Lo has pensado alguna vez?. Has pensando alguna vez, ¿qué es lo que nos llevamos realmente luego de nuestra última respiración?.
Querida lectora, vivimos para el mañana como si fuésemos a vivir eternamente, vivimos atrapadas en falsas promesas:
“Cuando consiga ese trabajo seré feliz”
“Cuando tenga dinero me dedicaré a eso que me apasiona”
“Cuando pierda peso me sentiré bien”
Y la lista podría seguir y seguir.
Pero la vida no se detiene, la vida ocurre. Con caos. Con belleza. Con imperfección.
La vida ocurre mientras tomas la siguiente inhalación…
Al reflexionar que la vida es hoy, que la vida tiene su inicio y su final, te lanzo una invitación muy potente: ¿Y si permites más alegría y amor a cada paso?.
¿Y si vives más conectada a la energía del sol, que ilumina, que entrega, que es poderosa?.
Lo sé que la mente se queja… pero el corazón, el corazón es esa energía solar de la que te hablo.
No necesitamos tenerlo todo resuelto para sentirnos vivas.
Solo necesitamos volver al cuerpo. Al corazón. Al ahora.
Empieza donde estés, pero recuerda…recuerda tu poder, tu poder de sentir la alegría y el amor, tu poder de estar VIVA ahora.
Con ternura,
Lucía Pisano