Llegaba la noche, repetía tu nombre, respiraba tu esencia, olvidaba quien era. Imagines me llegaban, recuerdos en la almohada.
Y así mientras olía tu aroma en esa cama, bajo esas sábanas de olor a ébano y ámbar. Imaginaba aquellas noches donde me desnudabas con tu mirada, donde con tus manos desvanecia sin plegarias.
Y ayer te sentía en mi cuerpo, esa pasión, ese aliento.
Recorriendo cada centímetro provocando un deseo extremo.
Tu que con tu presencia haces que enloquezca, que me sienta presa, de tu sexo con benevolencia. Ayer que no pude parar mi instinto y caí rendida en el abismo , de pensarte, de sentirte, de caer en ese grito, grito de placer mientras te pienso, deseo enloquecido sin miramiento.
Ayer te pensé, mi cuerpo te llamaba, mi sexo bramaba , y sin más mi día así terminaba.