fbpx

“1 de cada 3 mujeres han sufrido violencia sexual”

Never before you thought of having the possibility to talk about it, but now it is different.

Estás de pie frente al televisor, viendo esa noticia que en los últimos días ha cubierto los medios de comunicación. 

En una mano sostienes la taza de café y en la otra el control remoto; subes el volumen cuando las víctimas aparecen en pantalla, frente al micrófono, a contar su verdad, su experiencia.

1 de cada 3 mujeres han sufrido algún tipo de violencia sexual.

«Qué valor», susurras. Actrices, modelos, cantantes, ejecutivas, madres de familia, anónimas, mujeres, muchas mujeres. Parecería que están todas, pero no. Hay más, las que están del otro lado de la pantalla, las espectadoras silentes, las que no se atreven, las que dudan, las calladas.

Las observas y, todo lo que dicen y cómo lo dicen, te provoca un cosquilleo en los brazos, en el pecho: las hormigas de la vergüenza te caminan por la piel. Escuchas esas historias que están cubiertas de golpes, pistolas, amenazas; hasta que una de esas mujeres cuenta un relato distinto, algo que hace eco en tu cabeza y sobre todo en tu memoria. En ese momento te reconoces como una más del grupo de las calladas. No se te había ocurrido dar tu testimonio porque pensabas que no serviría. Asociabas el abuso sexual con violencia, con golpes y con fuerza, pero no con tomarte un trago con el chico que te gustaba, con el chico que todos en la familia conocían y en quien confiaste. «Solo un trago», te dijo él y lo siguiente que recuerdas es estar en un taxi. Apenas y pudiste decir «quiero ir a mi casa», pero él dijo «No». Recuerdas que solo le diste un sorbo al cóctel y luego él tuvo total dominio de ti: no tuvo que golpearte, ni sacar una pistola, ni empujarte, ni amarrarte, ni nada de eso. Te había invitado a salir y aceptaste. ¡Cómo no ibas a decir que sí!; él te gustaba, eran amigos, te habías enamorado en secreto. Cada vez que estaban juntos sentías mariposas volar en el estómago. Además, lo conocías desde siempre. Es verdad eso que dicen, que quien más daño te hace es quien más cerca de ti está y viste de oveja.

El relato en la televisión te ha puesto nerviosa. 

«I have a confession to make», dices en voz baja. No quieres estar en el grupo de las espectadoras pasivas, de las calladas. 

Ahora quieres contar tu experiencia. 

Never before you thought of having the possibility to talk about it, but now it is different.

Apagas el televisor y el café se ha terminado. Te sientas frente al computador y los recuerdos fluyen: sus ojos, el cóctel, el taxi. 

María Fernanda Rodríguez

Escritora ecuatoriana viviendo en Canadá. Escribo sobre lo que me inquieta.

3 Comentarios
  1. Requiere mucha valentía salir de la vergüenza, pero lo importante es saberse acompañada de tantas otras víctimas que, en realidad son heroínas que lazan la voz y gritan “esto tiene que parar…”

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

Responsable de los datos: Square Green Capital
Finalidad: Gestión de comentarios
Legitimación: Tu consentimiento expreso
Destinatario: servidores de Siteground
Derechos: Tienes derecho al acceso, rectificación, supresión, limitación, portabilidad y olvido de sus datos.