Cuando era niña, el fascinante juego que nos mantenía entretenidas a mi mejor amiga y a mí, sentadas entre adultos en las cenas de verano, consistía en localizar sobre aquellas bandejitas de acero inoxidable cuáles eran los pimientos de Padrón que, sazonados generosamente con sal gruesa, no picaban. Mientras nosotras, curiosas de todo y expertas…
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