Subía andando por Miguel Ángel cuando el semáforo me invadió las pupilas de rojo, entonces sentí la ausencia de la cabina telefónica donde me encerraba para llamarte cuando tú vivías en mi ciudad natal y yo empezaba a familiarizarme con la tuya. Algunas cabinas deberían permanecer intactas, como patrimonio de la humanidad. Estoy de pie…
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