Un día dejé de hablar bajito. me harté de pedir permiso para existir y me arranqué la piel que otros habían elegido para mí. me dolía el alma, como si la hubieran habitado sin limpiarse los pies. así que me vacié. me barrí. me lloré entera. dejé que la rabia hiciera su danza, que el…
Redactoras























































































































































































































































