Hay lugares a los que uno no vuelve, y personas de las que no se regresa. Está claro que a quien más fallamos es a nosotros mismos. Nos mentimos, procrastinamos, no nos cuidamos, no soportamos la soledad, nos invaden pensamientos obsesivos, no comemos bien, no hacemos ejercicio… y la lista sigue. Cuando era niña, vivía…
Redactoras