No te culpo por tenerme rabia. Te solté la mano, y eso duele. Te culpo por no querer entender que soltártela no fue solo decisión mía. Tú elegiste dejar de lado los abrazos, quererme a medias, no demostrarme que sí, pero sí de verdad, porque quizás algún día no estaría. Y con eso, un escenario…
Redactoras