Al principio, era sólo orilla.El mar manso. Extendido como un manto infinito de oxígeno. Azul claro, limpio, tierno.Lo caminaba despacio, sin prisa, dejando que la arena se colara entre los dedos de los pies.A cada paso, el agua besaba la piel, se retiraba, y volvía. Como si respirara con él.—Estoy aquí —parecía decir—.Ven cuando quieras.…
Redactoras























































































































































































































































