En un mundo que nos cosifica y sexualiza, que nos quiere observantes y ajenas a nuestro propio placer, hacer de la ternura algo revolucionario se hace urgente y necesario, como también apremia la compasión por nuestro cuerpo, en el que habita toda nuestra esencia. Acaríciame. Deja que prenda la ternura, que mi cuerpo hable de…
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