Lucían los lunares que adornaban la superficie, se hacían delicadas las manos en los extremos, miraban los cielos piel y cuerpo, mas no podían destapar lo envuelto. Se habrían caminos de continuidad al trayecto, se apenaban los rostros de no ser lo cierto, que quizás quisiste flor y pinchó de adentro, necesitas rostro y tornó…
Redactoras