Sigo aquí, exquisita y nada orgullosa, aunque en realidad nunca me fui. Si acaso lo hice, fue sin querer. O por querer demasiado, vete tú a saber. El día que reconozcas tus errores lameré el andén de tu tren. No sucederá, también lo sé. La ingenuidad es un bien que escasea, dicen que en algo…
Redactoras