Habían pasado unos cuantos meses desde que él marchó, quizá años… dejé de confiar en el hombre, en su esencia, en su experiencia, en todas esas noches de lujuria desenfrenada. Pero seguía buscándolo, mis sentidos seguían soñando y recordando esos momentos descontrolados, donde nos fundíamos en un alma única, en un solo cuerpo, y donde hablábamos…
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