Y dame más alcohol…
¿Sabes una cosa?
España es uno de los países que más alcohol consume en el mundo.
No sé qué te parece esto, pero a mí personalmente me produce una tristeza inmensa ver como una adicción tan potente es capaz de destruir familias y que nosotros sigamos mirando hacia otro lado y normalizándolo.
Alabamos las virtudes de aquel que bebe mucho, nos reímos, pensamos que toda nuestra vida social y la diversión va unida a una copa pero luego nos llevamos las manos a la cabeza al ver que nuestros jóvenes también lideran este ranking.
El ministerio de sanidad nos da estas escalofriantes cifras:
El 73,9% de los jóvenes entre 14 y 18 años ha bebido alguna vez en su vida y el 1,6% lo ha hecho diariamente el último mes. Durante los últimos 30 días, el 23,2% se ha emborrachado y el 27,9% ha bebido cinco o más copas, vasos o cañas de alcohol en un tiempo aproximado de 2 horas (binge drinking o consumo en atracón).
Pero todo nos sigue pareciendo divertido hasta que un día te toca de cerca y el problema lo tienes en tu casa con un familiar cercano, es un amigo o quizás un compañero de trabajo.
Entonces nuestra hipocresía se convierte en rechazo porque ahora esa persona pasa a ser un adicto y eso ya no tiene tanta gracia.
Si encima es una mujer el estigma social es mucho más grande y es no solo una “borracha”. Tristemente se convierte en muchas más cosas y ninguna buena.
Si por casualidad alguien decide dejar de beber y llega a un bar y se pide un refresco nunca falta la gracia de alguno que le dice ¿qué haces bebiendo esa mierda? ¿así andamos?
No es fácil salir de una adicción, pero es mucho más difícil si todas las personas que te rodean te ponen palos en las ruedas y te juzgan hagas lo que hagas.
Así que te invito hacer un ejercicio de reflexión, a que cuides lo que le dices a los demás sin saber que batalla están librando y sobre todo a que pienses si es tan gracioso que alguien a quien quieres mucho sea un adicto, quizás tú ya lo seas, pero todavía no lo sabes o no quieres saberlo.
A todos los que sufren esta terrible pandemia desearos toda la fuerza del mundo y en especial a todos los que lloran por ver a sus seres queridos convertidos en enfermos. Este poema es para vosotros.
Tú
Descorchar una botella, beberse unos vinos o unas cervezas, la alegría de los bares, terraceos interminables.
Borracheras y alegría, qué risas, qué cachondeo ¡menudo pedo, ¡aún lo recuerdo!
Primero son los findes, después alguna tarde, sin darte cuenta todos los días, todos los días pides la cuenta.
Si alguien te dice algo te das por ofendido, tú no eres un borracho ni tampoco un perdido.
Todos los días bajas al bar, todos los días tomas algo, todos los días es lo normal y lo anormal, decirte algo.
No te das cuenta, yo sí lo hago, no eres él mismo, estás cambiando.
No justifiques lo que tú haces, nadie es culpable, tú solo entras en esos bares.
Solo corre alcohol por tus venas, mientras las mías se hielan al ver como tu vida está ligada a un triste barril de madera.
No puedo ayudarte, tú no te dejas, tú no lo ves, no te interesa, tú no haces daño, es tu problema, que tú controlas… ¡Ay dios qué pena!
Bébete a tragos toda tu vida, emborráchate con cada pena, pide otra ronda “pa”tus amigos…¿Y tu familia? Ahí se queda…
Un padre
Una madre
Un hijo
Un hermano
Una hermana
Una pareja
Un amigo
Un vecino
Es tan social y tan incívico, es tan normal y tan dañino, es tan triste estar contigo.
Tú no te ves y es la mayor de las cegueras, la que te deja esta borrachera.
Nadie puede ayudarte más que tú mismo, nadie podrá reparar el dolor de los que te ven malgastar el dinero solo en tus vinos.
Nadie podrá borrar las lágrimas de tu familia porque también te las bebes todos los días.
Nadie puede hacer nada, tan solo tú, así que pídete otra, que lo más importante eres tú, tú,tú,tú,tú…
