Creo que tenemos la oportunidad de dejar de sentirnos víctimas, de dejar de tener miedo a ser como somos, de hacernos responsables de nuestras emociones, de lo que pensamos, de lo que hacemos. En definitiva, tenemos la oportunidad de ser libres, de no creernos todo lo que nos dicen, de salir de la zona de confort, de dejar de vivir por inercia, de elegir.
“Podemos elegir y hacer las cosas de otra manera y el mundo sigue girando”
Hemos visto que muchas necesidades adquiridas y formas de producir no son de nuestra elección, son dinámicas del capitalismo que nos han vendido con un bonito filtro de Instagram y una musiquita de fondo haciéndonos creer que así seríamos más felices, pero no es así.
Después de este confinamiento, sabemos que podemos soltar todo lo que ya no nos sirve, podemos elegir y hacer las cosas de otra manera y el mundo sigue girando, y gira a menor velocidad, a nuestro ritmo. Gira al ritmo de la mayoría de los humanos, en vez de girar al ritmo de los gobiernos manipulados por grandes farmacéuticas, empresas petroleras y multinacionales. Esta es la oportunidad que creo que nos esta dando esta pandemia, más allá de todo el dolor, el miedo, la crisis y las perdidas humanas. Sé que es fácil o puede sonar pretenciosa esta reflexión para alguien que me lea, porque no dejo de ser una mujer blanca occidental hablando desde su cómoda casa, pero crisis significa cambio, y si miramos a ésta sin miedo, abriendo la mente a las diversas pluralidades, podremos miramos con amor a nosotras mismas y a las demás.
“Es momento de que todas las distintas voces, pero sobretodo la nuestra propia, se hagan oír”
Podemos comenzar sin tener que empezar de cero, revisando todo lo aprendido en nuestra antigua normalidad y hacer las cosas de diferente manera. La sociedad, educada bajo el paraguas del judío cristianismo, ha quedado obsoleta y es momento de que todas las distintas voces, pero sobretodo la nuestra propia, se hagan oír y empezamos desde ahí a construir nuevas realidades.
