En la página de Psychology Today hay un artículo que lleva por título “Deseo vs Amor: ¿conoces la diferencia? Donde indican que el puro deseo basado solamente en la atracción física y la fantasía, a menudo se disipa cuando emerge “la persona real”. Sin embargo, el amor real, que no está basado en la idealización o proyección, requiere tiempo para poderse conocer el uno al otro. Esto explica muy bien cómo las relaciones de la era digital están más fundamentadas en el deseo que en el amor si las comparamos con las relaciones del pasado. Hay una tendencia en la sociedad actual de no tomar las relaciones seriamente, lo cual lleva a hogares rotos y matrimonios inestables.
“Los adultos del siglo XXI tienen quizás una actitud más egoísta hacia las relaciones, importándoles más sus propias necesidades por encima de las de su pareja”
Las relaciones del pasado y las relaciones de esta era digital tienen algunas similitudes pero también muchas diferencias. Con el paso del tiempo, la cultura de las relaciones ha cambiado, de una relación respetuosa, amorosa, de larga duración, donde no había tantas exigencias y expectativas, a una relación más corta basada más en el deseo físico. Los valores familiares de antaño eran la fuerte base de toda relación y los que mantenían los hogares, frente a las relaciones de hoy en día con un fuerte componente de atracción y deseo sexual además de tener que cumplir las expectativas de nuestra sociedad: pareja e imagen perfecta que hay que mostrar en las redes sociales, donde a la vez aparecen otras opciones siempre presentes que suponen un “peligro” para nuestra relación.
Como consecuencia de no tomar tan en serio las relaciones hoy en día, nos encontramos con más hogares rotos, relaciones tóxicas, baja auto estima y una pérdida del respeto hacia las personas que se encuentran en una relación.
¿Cómo sabemos si hemos encontrado al indicado o a la indicada?
Hablando con los padres de una de mis mejores amigas estos días, ella nos contaba que antes no se miraba tanto con lupa que fuera el hombre perfecto que lo tenga todo, tal y como ahora exigimos, y a pesar de que una relación no es un camino de rosas, observas que ha sido y es un matrimonio muy feliz. Hoy en día, con más facilidad y opciones para relacionarnos sin embargo, parece que estamos más insatisfechos.
Esta es una de las preguntas que más le hacen a la reconocida terapeuta de parejas Esther Perel. El problema según ella, está en que queremos experimentar con la misma persona que sea nuestra ancla y las olas del mar. Todos los seres humanos tenemos la necesidad de aventura, novedad, misterio, riesgo, de lo desconocido y de la exploración. Tenemos la necesidad de estar juntos y la necesidad de tener libertad, la necesidad de amar, y la de sentirnos seguros, la necesidad de pertenecer.
“El amor es un verbo y no un estado permanente de entusiasmo que te da otra persona que tiene que ser perfecta mientras tú no lo eres”
Los que encuentran al hombre o a la mujer ideal son los que cierran todas sus aplicaciones móviles, son los que entienden que las vidas son imperfectas y que hay que vivir con la incertidumbre. Son aquellos que entienden que la relación no es la fuente de todo nuestro alimento pero es el puente que nos conduce a todo ese alimento que podemos encontrar en las múltiples facetas de nuestra vida y en diferentes personas.
Las redes sociales o las aplicaciones de citas en sí no creo que sean el problema actual, sino el uso que hacen las personas de las mismas. Teniendo nuestros valores bien definidos, sabiendo claramente lo que queremos, entendiendo que no podemos exigir perfección cuando nosotros no somos perfectos, que debemos respetar y honrar a la persona que elegimos, dejando de tener un ojo errante en modo búsqueda por si encontramos algo mejor, lo ideal es unir las cosas positivas de las etapas de la historia de las relaciones. Ya sea que lo encuentres en “Tinder” o en el gimnasio, siempre debes mantener la fe de encontrar al amor de tu vida, porque en el fondo es lo que todos los seres humanos buscamos: Amar y sentirnos amados.
