Café solo con sacarina

– Hola, ¿podría tomarme sólo un café?

– Claro que sí, adelante- la sonrisa amable del camarero me dio entrada al restaurante.

No era muy grande pero estaba completamente vacío, la tormenta le había causado estragos fallándole la clientela durante el fin de semana. A la vista estaba que ese día no iba a ser diferente. 

Como dije, mi intención era sólo tomar café; sin embargo, me dio un trato tan cercano que me animé a mirar la carta por si hubiera algo que pudiera servir de acompañante a la cafeína que tanto necesitaba en ese momento. Preferí que me la contara en voz alta, y qué buena decisión, porque fue justo ahí donde descubrí su encanto, sus ganas de trabajar y de fidelizar un posible cliente potencial. Su entusiasmo al hablar de alcachofas y enlatados gourmet captaron toda mi atención; no obstante, me mantuve en mi pretensión inicial.

Lo curioso es que según me sirvió el café comenzaron a entrar clientes, alguno solitario y otros en grupo, así que la atención exclusiva de aquel camarero tan encantador comenzó a diversificarse, como era evidente.

Tras mi sorbo final ya el restaurante tenía tres mesas ocupadas con el objetivo de zamparse varias tapas como almuerzo. Y yo tenía que volver a la biblioteca:

– Dime que tienes para pagar con tarjeta, por favor (no disponía sino de algunos céntimos en mi cartera).

– Te diré algo mejor: este te lo invito yo, porque tu buena energía me ha traído más clientes desde que entraste- me dijo señalando el resto de mesas.

Y con una sonrisa deslumbrante, la que minutos antes me había dado la bienvenida, ahora me despedía con un hasta pronto. 

Quizás fuera su táctica para fidelizarme, pero yo me quedo con su amabilidad y sus ganas de seguir sonriendo en un día tan gris. Puede que le diera suerte mi llegada o puede que fuera pura casualidad; sin embargo, creo que la suerte la tuve yo al recibir su sonrisa, es lo que yo llamo un arcoíris en medio de la tormenta que, sin duda, llenó de colores mi café solo con sacarina.

No me gustan las alcachofas, pero siendo el plato estrella de este restaurante creo que, al menos, hay que probarlo.

Quizás, después de entonces, se convierta en mi comida favorita.