En octubre de 2017, me detectaron un tumor benigno que me hizo pasar por quirófano para realizarme una cesárea y eliminar todo lo que no debía de estar. Todo salió según lo esperado. Sin embargo, a partir de entonces, surgen una serie de problemas que mental y físicamente hacen que no pueda estar al 100%, capaz de borrarme la sonrisa de la cara.
“He tenido que aprender a decir NO, a escuchar mi cuerpo y saber delegarlo”
Soy mujer, empresaria y deportista. Sí, soy mujer aunque en algún momento no me haya sentido así. Mi endometriosis y útero debilitado me impiden en un alto porcentaje poder ser madre, y esto hizo que tuviera que pedir ayuda para asimilarlo. De ahí surgió Arenita, mi perra, mi esperanza y mis ganas de vivir.
Como empresaria de una Podología Deportiva, mi empresa es mi vida. Me encanta lo que hago, y así lo demuestro día a día. Pero, no todo es color de rosa. He tenido que aprender a decir NO, a escuchar mi cuerpo y saber delegarlo. No sabía cómo afrontarlo y, para ello , recurro a mi psicóloga, mi apoyo y mi libreta en blanco que yo he de rellenar.
“Cuando fallece mi amiga Lala, pasé de correr 10km a correr 101km de Ronda”
Soy deportista a nivel popular. Una faceta que aparece en mi vida en el año 2011, cuando fallece la persona más importante en mi vida, mi amiga Lala. Con ella, las cosas eran diferentes, no necesitaba hablarle para que supiera lo que me ocurría. Aunque llevara semanas sin verla siempre intuía cuando las cosas no iba bien para sacarme una sonrisa. Mi amiga, mi confidente, mi otra mitad.
Fue entones, cuando pasé de correr 10 Km a correr los 101 km de Ronda y esta parte también se vio truncada con mi cirugía. Dos años después comienzo a ver la luz, pues a pesar de no volver al mismo nivel estoy segura de que disfrutaré de todo lo que haga.
“Nada ni nadie podrá borrarme la sonrisa de la cara”
¿Me entendéis? Seguro que si. Tal vez, muchas de vosotras arrastrarán una endometriosis que os hace la vida un poco imposible y que en muchos momentos no sabéis cómo afrontar. Estaréis cansadas de escuchar: “con lo guapa que estás” o “que bien te ves”.
Ahora tengo claro que nada ni nadie podrá borrarme la sonrisa de la cara, aunque cuando llegue a casa no pare de llorar . Porque me lo merezco, ya que nadie ve las horas que le dedicas a tu trabajo, a tu familia, a tu casa, a los demás… por todo ello y mucho más, ME QUIERO ¿Y vosotras?
Ánimo campeona. En todo lo que haces. Un beso.