Hay veces que tomamos malas decisiones, actuamos mal y hacemos cosas o decidimos que hieren a las personas que amamos. ¿Por qué sucede eso? ¿Por qué siempre soltamos la ira contra la gente que queremos? Esa pregunta creo que nos la hacemos todos, ¿verdad? Y…nos preguntamos ¿Por qué a sido con esa persona?¿Quizás el estrés?¿La saturación? ¿Una mochila que te pesa tanto que la sueltas en el lugar menos indicado? ¿Simplemente lo hacemos porque es esa persona con la que más confianza tenemos y más tiempo pasamos? O ¿Qué sabemos que podemos desahogarnos porque después, siempre va a haber un punto de reflexión, de perdón o únicamente un abrazo que calma tu dolor? Sinceramente me gustaría responderlo, pero no sé.
¿Y si mañana supiéramos que la vida no es tan larga como creemos? Seguramente cada momento de ira, rabia, o dolor lo reduciríamos y convertiríamos en amor y respeto. El mismo amor y respeto que nos daríamos si fuera el ultimo día que nos fuéramos a ver. Reiríamos y disfrutaríamos de cada sutil mueca, mirada o paseo bajo la lluvia, juntos.
Quizás nos pensaríamos más las cosas, quizás actuaríamos diferente y valoraríamos más las pequeñas cosas, los buenos momentos, esos que solo se quedan en la memoria, esos que realmente te llenan por dentro.
“Quizás deberíamos decirnos más TE QUIERO”
El orgullo, el resentimiento, el enfado, la rabia y la ira quedarían enterrados en aquel supuesto “último día de tu vida”. Quizás tenía que focalizar esa ira, ese orgullo, ese enfado y resentimiento para empezar de nuevo.
Recordar más las virtudes, menos los defectos, más unión y menos dolor. Hay veces que no podemos avanzar, porque tenemos los ojos puestos en el retrovisor y eso nos bloquea.
“Deberíamos de encontrar la forma de perdonarnos y torturarnos menos a nosotros mismos”
Pero, de los errores se aprende y siempre pasan por algo en la vida, bien por aprendizaje, o bien para saber lo que quieres y así poder construir esa persona que quieres ser y serás en tu vida.
