Querido Karma

Querido Karma:

Te escribo estos renglones para que pongas un poco de orden a la justicia terrenal, esa que tanto se presume en los juzgados.  

JUSTICIA, que palabra tan bonita y a la vez tan subjetiva. Dejé de creer en ella en los juzgados, tras escuchar varias acusaciones generadas sin argumento, con abogados y jueces que sentencian y ejercen su defensa con lagunas legales y mentales.  

Promovidos por la prepotencia moral, la envidia y  el embuste , se creen con autoridad para descalificar, injuriar  y  degradar a una persona, a veces sin escucharla y otras guardando silencio… 

Y lo que es más grave, cuando creen que tienen potestad para hacerlo fuera de los tribunales, usando el derecho para intimidar a las personas, sin pensar en las consecuencias nefastas de sus actos, con exceso de arrogancia, autoritarismo y carencia de valores. Todos ellos, son un lastre que ensucian y vulneran la supuesta imparcialidad que se presume en los Tribunales.  

Otros sin embargo, tienen tanta luz y moral que defienden aquello en lo que creen, cuestionando algunas leyes; leyes con excepciones, justas e injustas, como la subjetividad e imperfección humana, hechas por interés o por establecer un orden social. 

Pero por desgracia, pagan justos por pecadores y no siempre se juzga a aquel que debe ser cuestionado. 

Por eso, hoy más que nunca recurro a ti, querida Justicia Divina o para muchos, querido Karma, nunca me has fallado y sé que no lo harás. 

Tú no te guías por leyes, ni por dinero, ni por quién eres, te guías por las acciones y te encargas de repartir con la misma moneda. Lo bueno lo multiplicas y lo malo se lo devuelves. Eres un maestro inoportuno e impredecible, pero ante todo justo.  

En tu caso, no se encuentran letrados, ni jueces, ni fiscales…solo hay miradas, la mirada de una abuela que te cuidó y entregó su amor, la de un amigo que tuvo una muerte inoportuna pero te hizo reír, la mirada de un padre que no pudo vencer a un cáncer, la de un abuelo que murió en una guerra…los ojos que te cuidan y protegen desde el cielo.  

Y que hacen que te cuestiones día tras día: ¿Pagarán por el daño que han hecho?